'Guerrilla institucional' en Portugal
Ambos lo niegan. Pero la guerrilla institucional que. ha estallado en Portugal tiene mucho que ver con sus dos actores principales, Mario Soares y Antonio Ramalho Eanes, no sólo con las instituciones que representan: el Gobierno y la Presidencia de la República.
Es dificil detectar diferencias de fondo entre los dos hombres que, (le manera indiscutible, dominan la vida política portuguesa. Pero eso no es un factor de convergencia, sino de enfrentamiento. Tienen la misma clientela potencial: el electorado de centro-izquierda, es decir, los votantes de los dos partidos de la actual coalición de gobierno, formada por socialistas (PS) y socialdemócratas (PSD), que reúne el 70% de los escaños del Parlamento.
El acuerdo entre Eanes y Soares parece excluido. El presidente termina dentro de un año su mandato, no puede optar a la reelección y quiere seguir en la vida política. Ya lo ha dicho expresamente. Eanes no tiene vocación de número dos, sino de protagonista. De ahí que apoye, aunque reserván, dose por el momento la decisión final, un proyecto político cuya única referencia clara, por el momento, es precisamente su imagen. Una imagen sólida, de seriedad y coherencia, forjada en nueve años de mandato y que se traduce en un sentimiento mayoritario en Portugal: respeto.
Eanes tiene mucho camino recorrido. La crisis juega a su favor. Calló durante 18 meses. Pero el 1 de enero de este año inició las hostilidades. "La renovación de la práctica política en general", dijo en su mensaje a la nación, "es una de las condiciones para conseguir organizar respuestas más eficaces para los problemas de Portugal".
Eanes recordó que el sistema apenas permite la intervención presidencial "cuando los conflictos políticos alcanzan su expresión más grave", pero aseguró que la situación es tan grave que "una invocación de competencias" no sirve de "justificación del silencio". Denunció el agravamiento de las injusticias sociales, pidió una urgente reconversión de la economía y dijo que 1984 estaba 1ejos de haber sido un año razonable".
El Gabinete reaccionó con irritación apenas contenida, casi con furia. "El presidente ha formulado una crítica generalizada a los partidos políticos, a las instituciones y al Gobierno", aseguraba la nota oficial. "Se comportó como jefe de la oposición y no como jefe de Estado", continuaba. "Si considera que el Gobierno no asegura un funcionamiento regular de las instituciones democráticas, debe destituirlo", concluía.
La pelota quedaba en el palacio de Belém (residencia presidencíal). Y la próxima jugada se hizo esperar. Fue indirecta y tardía: una convocatoria del Consejo de Estado, organismo consultivo de 16 miembros, que reproduce en su composición muchas de las diferencias políticas que hay en Portugal. Se reunió el pasado lunes y, al parecer, reflejó la tensión del enfrentamiento Eanes-Soares, con un duelo verbal al final del encuentro en el que, se dice, el primer ministro "perdió el control".
La partida no ha concluido. Hoy, en el acto que conmemorará en Lisboa su reelección, Eanes puede lanzar otra andanada contra el Gobierno. Y parece muy probable una nueva convocatoria del Consejo de Estado tras la aprobación de los presupuestos, objeto de un agrio debate y de divisiones en los partidos de la mayoría.
La guerrilla institucional estalla en un momento clave. AL finales de año, si no antes, se celebrarán elecciones municipales y presidenciales. La dinámica del proceso no excluye la convocatoria de comicios legislativos anticipados. Lisboa es un hervidero de rumores y especulaciones sobre las intenciones de Eanes y Soares y sobre el calendario electoral.
La actual coalición no durará hasta el final del mandato de la actual Asamblea, en 1987. El pacto (PS-PSI) -que ha superado atrancas y barrancas momentos críticos- no aguantará la prueba de las presidenciales, a las que ambas formaciones concurrirán con candidatos separados. El nuevo presidente será el resultado de dos guerras: la que enfrenta a Eanes y Soares y la que enfrenta a los diferentes partidos entre sí ligados, se une a la crítica al mensaje presidencial. Y al otro extremo, los comunistas (PCP), por boca de Vitor Días, miembro del comité central, afirman: "El Gobierno no asegura el funcionamiento regular de las instituciones democráticas y no perdona al presidente que se haya hecho intérprete de las inquietudes del pueblo".
Ante el reto de las presidenciales, se ultiman estrategias y se perfilan candidatos. Éstos son los nombres que más se manejan: el actual primer ministro, Mario Soares; la independiente María de Lourdes Pintasilgo, que estuvo al frente del Gobierno de iniciativa presidencial en 1979; y el general Firmíno Miguel, ex ministro de Defensa de Soares y actual vicejefe de Estado Mayor del Ejército. Pintasilgo encabeza todos los pronósticos y no está descartado que sea candidata del partido eanista.
Soares quiere ser el candidato del PS y culmínar su carrera en Belém. Firmino Miguel u otro militar (se habla también del jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Lemos Ferreira) puede ser el candidato del PSI). Así lo creen el vicepresidente del partido, Rui Machete, y el jefe del grupo parlamentario, Antonio Capucho. Pintasilgo, de no haber acuerdo con los eanistas, puede ser candidata independiente (e incluso retirarse). El partido del presidente está lejos de haberse decidido y los comunistas, si lo han hecho, lo mantienen en secreto.
Teóricamente, hay 11 meses de plazo, pero los colegios electorales pueden abrir mucho antes. Todo es posible: dimisión del Gobierno o destitución de éste por Eanes, disolución del Parlamento y elecciones anticipadas, tanto legislativas como presidenciales.
La matemática electoral e incluso una cierta lógica de las cosas no excluyen la siguiente posibilidad teórica: que Soares triunfe en las elecciones presidenciales y sea el nuevo jefe de Estado, y que Eanes se ponga abiertamente al frente del partido que se artícula en torno a su persona, gane las legislativas y se convierta en primer ministro. ¡Todo este lío, para que, al final, los mismos actores sigan en cabeza del cartel, aunque intercambien su colocación en el reparto!
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.