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El papel los de 'hombres de abril'

L. M. L.El estratega militar de la revolución de los claveles, el teniente coronel Otelo Saraiva de Carvalho, está encarcelado en Caxías, la que fuera siniestra prisión de la PIDE -la policía política salazarista-, acusado de ser fundador y dirigente de la organización terrorista de extrema izquierda Fuerzas Populares 25 de Abril (FP-25).

El general Vasco Gongalves, un hombre al que la historia todavía no ha hecho justicia, primer ministro de cuatro Gobiernos en la etapa en que la revolución alcanzó su máxima profundización, está hoy totalmente apartado del Ejército y de la política.

El general Costa Gomes, presidente en el período revolucionario más caliente, acentuó tras dejar la jefatura del Estado y retirarse del Ejército un perfil izquierdista que no siempre fue claro durante su mandato. Es vicepresidente del Consejo Mundial de la Paz.

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Los considerados cerebros político del 25 de Abril, los tenientes coroneles Melo Antunes y Vitor Alves, son asesores del presidente, Ramalho Eanes. El primero de ellos es miembro del Consejo de Estado (organismo heredero del Consejo de la Revolución, del que también formó parte), por designación directa del jefe del Estado.

Preservar la democracia

El comandante Vasco Lourengo, ex consejero de la Revolución y ex comandante de la región militar de Lisboa, sigue en el Ejército, aunque en un destino muy alejado de su historial y capacidades. Curiosamente, desempeña las mismas funciones, en un acuartelamiento de Caxías, que antes de la revolución.

Vasco Lourengo está al frente de la Asociación 25 de Abril, que reúne a más de 2.000 capitanes y comandantes. Soares acusa a sus miembros de ser ingenuos manipulados o infiltrados por el Partido Comunista (PCP) para servir a su proyecto de asalto al poder. Para Vasco, sin embargo, el objetivo de la asociación no es otro que preservar la democracia y evitar un golpe contra ella.

Los capitanes y comandantes hicieron la revolución y muchos de ellos y los políticos la derivaron hacia un sistema democrático pluralista de corte occidental. Soares y Eanes fueron dos arquitectos fundamentales del proceso, que a estas alturas es irreversible y, nostalgias de ambos signos aparte, parece totalmente asumido por la mayoría de la población.

Un histórico de la revolución, que pide que no se publique su nombre, denuncia que los hombres de abril han sido sistemáticamente apartados de las responsabilidades de mando, obstaculizados en sus posibilidades de promoción e incluso forzados a retirarse del Ejército. "La influencia de los militares revolucionarios", dice sin embargo, "es aún grande, a pesar de que son minoritarios en las Fuerzas Armadas. Hay cosas que no son posibles con nuestra oposición, como por ejemplo que llegue a la presidencia una persona que consideremos peligrosa para la democracia".

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