La prevencíón de las avalanchas en España
Los sucesos de Candanchú han sido debidos a uno de los grandes ignorados entre los peligros de la montaña: la avalancha. Ante ella -explica el autor de este artículo-, los esfuerzos de los servicios de rescate resultan casi siempre poco efectivos. La más importante defensa es, sin duda, la prevención.
En los dos sucesos más recientes, la circunstancia de producirse en una estación de esquí cercana, además, a instalaciones de la Escuela Militar de Montaña y de Unidades de Intervención en Montaña de la Guardia Civil (Jaca), facilitó la rapidez y eficacia de los socorros.Sin embargo, cuando las avalanchas se producen en zonas de montaña alejadas de núcleos habitados se ve dificultado el acceso de los grupos de rescate. Este posible retraso resulta fatal para los accidentados, pues, bajo la nieve, las probabilidades de sobrevivir se reducen muy rápidamente, sobre todo a partir de las dos horas de estar sepultado. La importancia de la prevención y del conocimiento de estos fenómenos se hace aún más patente cuando sabemos que la mayoría de las avalanchas con accidentados -un 90%, según algurios autores- son provocadas por los propios esquíadores.
Si los servicios de rescate en montaña han logrado alcanzar un buen nivel, no ocurre lo mismo con el estudio de las avalanchas con fines preventivos. Además de vidas humanas amenazan también intereses materiales como vías de comunicación, construcciones, etcétera. Pero su conocimiento y las medidas para paliar sus efectos se hallan aún en una fase inicial. Se carece de una cartografia de ríesgos que incluya las avalanchas. La formación de pisters, los encargados, de la seguridad en las estaciones de esquí, y de monitores en este campo es mínima, debiendo aprender de forma autodidacta. No existen predicciones meteorológicas para macizos de alta montaña y apenas se realizan observaciones nivológicas. Para estudiar las avalanchas debe recurrirse a publicaciones extranjeras y a cursillos en Francia. En las estaciones de esquí las responsabilidades y obligaciones ante accidentes o los conceptos de fuera de pista son difusos y mal conocidos por el público.
Junto a esta débil o nula preocupación de organismos oficiales y privados, no debe olvidarse la falta de conciencia ante el problema de la gran mayoría de los aficionados a los deportes de invierno. Los montañeros, al desarrollar sus actividádes en áreas de dificil acceso, han sido el grupo más sensible y, desde hace años, se imparten nociones sobre avalanchas en los cursos de esquí de montaña y de alta montaña organizados por las diversas federaciones y sociedades. Los esquiadores de pista, quizá deslumbrados por la seguridad psicológica que ofrecen las estaciones, han olvidado más fácilmente que, pese a los telesillas, los cómodos accesos y las torres de apartamentos siguen estando en un terreno con unos peligros objetivos: la alta montaña invernal.
La lucha contra las avalanchas debe dirigirse al incremento de la eficacia de los grupos de rescate (mayor número de perros de avalancha, suficientes helicópteros, equipamiento con los nuevos sistemas de detección de accidentados, etcétera) y, sobre todo, al conocimiento y prevención de las avalanchas. Los máximos interesados, montañeros y esquiadores, deben tomar plena conciencia del problema; un mayor conocimiento de la nieve y su evolución les ayudará a identificar y evaluar las situaciones de peligro, pudiendo así adoptar las medidas de prudencia adecuadas. La protección personal se orienta, hoy en día, a dotarse de aparatos emisores o emisores-receptores de ondas electromagnéticas que pueden ser captadas por los equipos de rescate. La eficacia de estos aparatos ha sido ampliamente demostrada en los países alpinos, aunque necesita, claro está, que los buscadores posean el receptor adecuado.
Por su parte las estaciones de esquí deben aumentar la seguridad a través de cursillos para todo el personal trabajador y, en especial, para los pisters. En los accidentes de Candanchú se ha hablado de la mala visibilidad como uno de los factores decisivos. Tal vez una adecuada señalización pueda ayudar en el futuro a evitar despistes que lleven a los esquiadores a zonas peligrosas. Es también deseable la plena introducción de las técnicas de desprendimiento preventivo de avalanchas. Estas técnicas, ampliamente estudiadas y difundidas en los países alpinos (explosivos colocados manualmente, cañón 75 SR, Catex, etcétera), provocan un desprendimiento controlado antes de que las masas inestables de nieve caigan por sí solas o por la sobrecarga de algún esquiador.
Estudios coordinados
Los organismos oficiales e instituciones relacionadas con los deportes de montaña deberían acometer el estudio coordinado de la problemática de las avalanchas. Ello implicaría, el intento de evaluar las laderas y corredores potencialmente más expuestos a las avalanchas mediante mediciones topográficas, estudios de las condiciones del suelo y vegetación que lo cubre, etcétera.
Durante el invierno, tal como han demostrado los sucesos de Candanchú, son los factores meteorológicos (cantidad y calidad de la nieve caída, evolución-> del viento y de la temperatura, etcétera) los más significativos en la determinación de las avalanchas. En consecuencia, la tendencia actual es la previsión del riesgo de avalanchas a partir de datos meteorológicos y nivológicos. En los países alpinos esta tarea es encomendada a los servicios meteorológicos y, en algunos casos, a centros especializados creados dentro de estos mismos servicios.
Las previsiones son amplíamente difundidas por radio, Prensa y, directamente, a las estaciones de esquí, pueblos de montaña y grupos de rescate.
En ocasiones será necesaria la construcción de obras para evitar la acumulación de grandes cantidades de nieve o para proteger carreteras, edificaciones, etcétera, de la trayectoria de las avalanchas. Cabe recordar que fue en los Pirineos, en la localidad francesa de Baréges, donde se realizaron las primeras obras de este tipo. También en España han sido utilizadas, aunque debe tenerse en cuenta que resultan poco rentables por su alto costo.
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