La burocracia universitaria
No puedo dejar de sorprenderme por el proceder del Ministerio de Educación y Ciencia en el nombramiento de sus funcionarios.Desde hace siete años soy catedrática de instituto y en oposición libre gané en septiembre de 1983 una plaza de profesora adjunta de universidad. Después de un año de silencio por parte de la Administración, en el pasado mes de octubre se publicó en el BOE una orden ministerial firmada por el director general de Enseñanza Universitaria por la que se me nombraba profesora titular de Filología Griega de la universidad Complutense de Madrid. Dado que el curso estaba ya iniciado y tenía planificadas mis clases y actividades escolares en el instituto de bachillerato de Barberá del Vallés, del que era catedrática, me informé sobre la posibilidad de solicitar una prórroga en la toma de posesión como profesora titular de la Complutense. Se me contestó que de no tomar posesión en el plazo señalado por la ley perdería mis derechos. Solicité, pues, la excedencia del Cuerpo de Catedráticos de Institutos de Bachillerato y procedí a tomar posesión de mi plaza de profesora titular de la universidad Complutense. Tras la toma de posesión me enteré de que la plaza aún no había sido dotada. Han pasado ya más de tres meses desde que mi nombramiento fue publicado en el BOE, en los que, a pesar de haber trabajado en régimen de dedicación exclusiva, no he percibido ni una peseta, y el ministerio sigue sin pronunciarse sobre cuándo dotará la plaza.
Así pues, suspendida de sueldo desde hace tres meses, tras habérseme denegado toda posibilidad de anticipo o préstamo por no constar mi nombre en ninguna nómina, yo me pregunto: ¿no deberían dotarse económicamente las plazas antes de publicar los nombramientos en el periódico del Estado? ¿Por qué se me denegó la posibilidad de terminar el curso en el instituto, se me obligó a pedir excedencia y se me urgió a incorporarme en una plaza inexistente?- Mercedes L. Salvá.
