Melilla y los africanistas
Sin libertad era más difícil entender las cosas, ya que no llegaba al ciudadano de a pie la verdadera noticia o llegaba manipulada.En estos días, un tema puntual de conversación es Melilla, y muchos españoles no lo deben de entender muy bien. Los melillenses, tan acostumbrados a descubrir con los ojos (puerto de Beni-Anzar, por ejemplo) lo que nadie les había anunciado previamente, saben lo que quiero decir.
Entiendo, modestamente, que ayudaría a todos recordar que en este país han mandado, durante mucho tiempo, los africanistas. Eran militares que tenían a mucho orgullo la victoria, después de la derrota, ante el que fuera otrora señor del Rif, Mohamed ben Abd el-Krim el Khattabi. Y como en 1936 tomaron el poder, pues, muy suyos, argumentaban eso de que con cuatro legionarios con bizarría y atributos se gana. Pero no decían nada cuando el buque que hace la línea Melilla-Ceuta era interceptado por los marroquíes, ni que Melilla no tenía aguas jurisdíccionales, ni tantas otras cosas. Sí dejaban que los quintos enviaran fotos con turbante y puñal al pecho, creyendo sus novias que los leones se paseaban por el barrio del Real o que detrás de cada garita había un moro traicionero.
El honor patrio lo dejaban a salvo lanzando el rumor, de cuando en cuando, de que el crucero Canarias había salido de El Ferrol con rumbo desconocido, recalcando esto de desconocido, o que tal o cual general decía que iba a plantar la comandancia general dentro de dos minutos en Nador.
La vida en Melilla se ha ido deteriorando progresivamente, y la susceptibilidad de algunos meli
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llenses y de los africanistas que queden es comprensible, pero da la espalda a la realidad.
Dialogar y negociar no es renuncia a la españolía ni abandono de los deberes que como ciudadanos tenemos con nuestra patria. Yo, como melillense, expreso mi deseo de que sea este el único camino que nos anime a todos.- José María Fernández.