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El supuesto instigador de la muerte del sacerdote polaco culpa al capitán Piotrowski

El coronel Adam Pietruszka, alto funcionario del Ministerio polaco del Interior acusado de ser el instigador del asesinato del sacerdote católico Jerzy Popieluszko, se declaró ayer inocente y descargó toda la responsabilidad del crimen sobre la persona del capitán de la policía Grzegorz Piotrowski.

Piotrowski acusó ayer, por primera vez, a uno de sus subordinados, el teniente Leszlek Pekala, de ser el autor directo de la muerte de Popieluszko. Piotrowski cambió así la línea de conducta que había mantenido invariablemente desde que comenzó la vista de este juicio, el pasado 27 de diciembre. El capitán, que comparece como principal acusado, sostuvo hasta ayer que era el único responsable del crimen y que actuó motivado por la frustración y el odio.Pietruszka fue interrogado ayer por primera vez. En concordancia con lo que había manifestado durante la instrucción del sumario, reiteró ante el tribunal: "Me declaro inocente, porque las acusaciones que pesan sobre mí se apoyan exclusivamente en las calumnias de Piotrowski".

No obstante, calificó al capitán -que dependía de él directamente- de "oficial modelo", aunque añadió que había tomado ciertas iniciativas sin consultarle. El propio Piotrowski volvió a desmentir ayer, indirectamente, estas afirmaciones, cuando declaró que "en las conversaciones preparatorias con el coronel Pietruszka nunca se planteó la necesidad de liquidar fisicamente al sacerdote".

Según el capitán, fue "la fuga de Chrostowski, el chófer del padre Popieluszko, lo que desencadenó el dramático desenlace del suceso.

Pero el capitán negó ayer ser el jefe y principal reponsable del comando integrado por los tenientes Leszlek Pekala yWaldemar Chmielewski, que comparten con él y con el coronel Pietruszka el banquillo de los acusados. Contradiciendo sus anteriores declaraciones, exculpatorias para sus dos subordinados, Piotrowski ha dicho ahora ante el juez que "en esta misión especial no había jefe".

Piotrowski ha insistido, además, en que "fue Pekala quien ató al sacerdote". Según la autopsia, Popieluszko no murió a consecuencia de los golpes que Piotrowski reconoce haberle propinado, sino por la asfixia que le produjo el efecto combinado de una hemorragia nasal y las ataduras que sus secuestradores le pusieron alrededor del cuello.

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