La reconversión naval depende de Galicia
CON EL comienzo del año, la reconversión naval ha entrado en una nueva fase. Según los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Industria (INI), las solicitudes de ingreso en el Fondo de Promoción de Empleo en el sector naval han alcanzado porcentajes muy altos -cercanos al 100%, de los afectados- en la mayoría de los astilleros públicos. La excepción más significativa se ha dado en El Ferrol, en donde, en los Astilleros del Noroeste (Astano), más de la mitad de los trabajadores afectados -alrededor de 1.800- no se han acogido a los fondos y van a ser despedidos en la semana entrante por la Dirección Naval del INI; que considera rota toda relación laboral.Así, todo hace prever que la tendencia conflictiva que existe en Galicia se va a convertir en definitiva. La tensión que conlleva la polémica reconversión naval se ha desplazado de Euskadi (en donde un grupo de trabajadores de los astilleros de Olaveaga protagonizó durante más de un mes una fuerte resistencia al cierre del astillero, con métodos en muchos casos semejantes a los de la guerrilla urbana, y cuyo final ha sido el que casi toda la plantilla afectada entre en los fondos de promoción de empleo) hacia Galicia, concretamente hacia El Ferrol (Astano) y Vigo (en donde los trabajadores de un astillero privado, Ascon, protagonizan una resistencia similar a la de los astilleros públicos).
La reconversión industrial, que figuraba en lugar preferente en el programa con el que el PSOE ganó las elecciones, ha afectado sobre todo a tres zonas geográficas: primero a Sagunto, donde el cierre de la cabecera de Altos Hornos del Mediterráneo duró más de un año; posteriormente a Euskadi, en donde se ha dado la respuesta más radicalizada, y ahora a Galicia, cuyas perspectivas de tensión son al menos tan importantes como en las dos zonas anteriores. Ello, independientemente de otros conflictos más aislados en Andalucía (Cádiz), Santander y Gijón (en donde se produjo el primer muerto de la reconversión en un incidente colateral a una manifestación de trabajadores afectados).
No parece precisamente un éxito la estrategia mantenida en la reconversión de estos sectores por nuestros gobernantes, quienes al aplicar la táctica de amagar y no dar han perdido bastantes dosis de credibilidad y han conseguido en algunos casos -el de Sagunto es paradigmático- aumentar la crispación de los colectivos afectados, incluyendo sus círculos familiares. Como contrapeso, no conviene olvidar, en primer lugar, que la reconversión se está produciendo también en otros sectores industriales -fertilizantes, textil, línea blanca de electrodomésticos, etcétera- sin especiales tensiones, pero también que rescindir o suspender contratos de, personas que, en muchos casos, no volverán a la vida activa es bastante más difícil que acertar en las cifras de la inflación prevista o que corregir cuadros macroeconómicos de laboratorio.
Las perspectivas inmediatas revisten especial dramatismo en la comarca gallega, ya que la construcción de buques ha sido predominante frente a otro tipo de industrias y formas de vida. La falta de proyectos privados conocidos para reindustrializar la zona -pese a las ventajas que conlleva el haber sido declarada zona de urgente reindustrialización- justifica de algún modo la resistencia de estos trabajadores gallegos, que se niegan a pasar a unos fondos de empleo de los que difícilmente podrán salir para pasar a otro puesto de trabajo.
Por todo ello, las semanas que vienen serán decisivas para saber si la reconversión naval, que parecía encauzada desde el último trimestre de 1984, consigue sus principales objetivos o no. Y dentro de las medidas imaginativas que contribuirían a disminuir la tensión, una de las más importantes sería despejar todas las dudas y aclarar por qué son los astilleros gallegos los más afectados por las medidas reindustrializadoras. Galicia casi sólo tiene sus astilleros.
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