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Francia en 1985

( ... ) En el campo político, algunos (le los proyectos de ley liberticidas no han resistido a la indignación de los franceses: la libertad de enseñanza y la libertad de Prensa han podido salvarse; al menos, por el momento. El aumento desmesurado de los poderes presidenciales, a los que podía conducir el refiréndum sobre el referéndum, se ha evitado. Pierre Mauroy no ha vencido a Alain, Savary. La coalición socialcomunista, ya minoritaria en el país cuando estaba unida, no ha sobrevivido a Pierre Mauroy. ( ... )En el campo económico y social han aparecido los nuevos pobres. Cruel realidad; clamoroso desmentido a las alharacas del poder. Las estadísticas sobre comercio exterior mejoran; pero no son las exportaciones las que han aumentado, sino las importaciones las que han disminuido, signo de una actividad ralentizada. Los parados aumentan; pero, sobre todo, permanecerán durante largo tiempo, y se encuentran más frecuentemente sin recursos. El ritmo de inflación decrece, pero la subida de precios es más fuerte que entre nuestros vecinos, y el poder decompra ha disminuido sensiblemente. He aquí las perspectivas satisfactorias que nos esperan; son en realidad francamente malas.

Nuestra posición internacional se debilita. El jefe del Estado se encuentra, ante el rey Hassan II, en situación de sancionar a su pesar el tratado de unión entre Libía y Marruecos.

Y aún más, ante Gaddafi, en situación de tener que admitir la negativa de los libios a respetar el acuerdo de no intervenir en Chad. Y más, ante el presidente Assad, en situación de admitir a su pesar las acciones terroristas o de infiltración con que amenaza Siria, etcétera. ¿Se le puede reprochar? Sólo un país fuerte puede tener una política exterior fuerte.

Los franceses tienen muchas razones para estar inquietos, pocas ocasiones para estar tranquilos. Inquietos por su nivel de vida y por su empleo. Inquietos por su seguridad, amenazados por una violencia, una criminalidad y un terrorismo que parecen prosperar al abrigo de las complacencias del poder. Inquietos por su país. No esperan nada. Disipadas todas las ilusiones, aspiran al cambio del cambio. ( ... )

, 31 de diciembre

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