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Crítica:'ROCK'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un cerdito en el Palace

Canal Street Band comenzaron puntuales para dar la bienvenida a los que después fueron paseantes, curiosos, bailones, felices, decepcionados o sencillamente colgados, envueltos unos de Adolfo Domínguez o parecidas ropas al modo de la calle del Almirante, y otros no etiquetados o con vaqueros a la tradición o con esmoquin o vestido largo. En algún momento el sonido de esta banda podía recordar las fiestas Filmadas para el Gran Gatsby, sensación que se apoyaba además en el entorno neoclásico de mármol, cúpula y columnas del lujoso hotel madrileño. Nadie osó o no supo bailar esos acordes de los años veinte. Ni siquiera imitar el charlestón. No son esos tiempos. Ahora todo esto queda en mero desfile cuantioso pero poco comunitario de exhibiciones personales, flirteo anárquico y alarde en alcoholes y fenoles.Los que todavía se podían mover a sus anchas aplaudieron el repertorio de jazz inquieto y desenfadado del sexteto. Fue bien pensado este inicio, como lo fue el final de fiesta con Los Chunguitos. Sanz Cumplido, el técnico de mesa, preparó la pausa con la voz de Donald Fagen (alguien al que muchos de los que se creen modernos y que allí estaban consideran baboso, incluso antiguo, como el Heaven send you de Stanley Clarke, que se pinchó después).

Fiesta organizada por la revista La Lima

Actuaciones de Canal Street Band, Los Coyotes, Malevaje, Gabinete Caligari, Los Chunguitos y Piter Pank. Presentador: el Gran Wyoming. Hotel Palace. Madrid, 28 de diciembre.

El Gran Wyoming paró el disco con una canción suya cuya letra apenas se pudo captar. El titubeante y genial animador presentó a Los Coyotes. El terceto acompañado de un guitarrista que también añadió sintetizador, repasé sus números típicos y apropiados para el baile masivo y vacilón. Además, la arquitectura del recinto no servía para la escucha, ni tenía por qué. Sonaba El mono y muchos asistentes, cansados de estar de pie buscaron el suelo idóneo para sus traseros. El villancico Navidad negra y su tema irónico e impulsivo, 300 kilos, ya agitaron algo al público, que podía ocupar un salón grande adjunto en el que una pantalla de vídeo re cogía la imagen de la actuación en la sala circular principal.

Invento musical

Malevaje es un invento musical paralelo al anterior, con un miembro de Los Coyotes y líder y cantante distinto, que en vez de torero rumbero es gaucho cantor tanguero, con patillas y tupé de rockabilly, como el primer coyote. Pocos se identifica ron, pero los ánimos se mantuvieron. Una interrupción más larga y Gabinete Caligari, con vertidos en dos más, añadieron más rock -éste agitado y apetecible, que logró reunir a más gente de cara al escenario en un sentido más semejante a un concierto normal- y más patillas. Gabinete están en su momento y en su música se echó de menos un sonido más claro. Sangre española, Haciendo el bobo o Cuatro rosas son canciones ya consideradas que se agradecieron. Volvieron Canal Street Band con mejor recibimiento y despedida de sus temas y el Gran Wyoming ensalzó la llegada del acto más bailado y aplaudido.

Los Chunguitos cantaron temas indispensables para la mejor de las juergas con esa facilidad para algo que sólo ellos pueden hacer también -Mañana, Me quedo contigo, Qué pena, Vagando por ahí- y con el apoyo de sus hermanas, Azúcar Moreno, en un par de temas. "No se oye ná, pero qué más da", parecía expresarle un hermano a otro, conscientes de que había dos micrófonos que apenas ofrecían volumen. Todo parecía terminado, pero el grupo no anunciado, Piter Pank, salió a escena.

En primera línea, la bella cantante se contoneaba, saltaba, gritaba o susurraba provocativa, según impulsos de un ritmo rockero más que brusco. Este cuarteto acabó a base de canciones malas y de intenciones atractivas con 360 minutos de inopia sensual y sincera, y en él, el detalle más cariñoso fue el paseo de un pequeño cerdito estrellado.

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