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Una nueva 'estrategia de la tensión'

Juan Arias

El nuevo y sangriento atentado perpetrado la noche del domingo ha sido, si cabe, más desconcertante porque se ha producido cuando Italia empezaba a salir de la pesadilla de los llamados años de plomo del terrorismo y cuando comenzaba a dejarse atrás la llamada estrategia de la tensión. ¿Por qué, pues, esta nueva matanza? Ésta es la pregunta que se hace, indignado y sorprendido, todo el abanico social italiano.Las hipótesis son muchas y diversas. Se habla del cambio que ha dado el partido de la extrema derecha neofascista, el Movimiento Social Italiano (MIS), que en su último congreso, hace sólo unas semanas, se ha presentado como partido del orden, repudiando todo tipo de violencia.

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El lugar donde se produjo el atentado neofascista del domingo ya se conoce en Italia como el 'túnel maldito del infierno'

Otros piensan que puede tratarse de una nueva estrategia conjunta internacional y nacional para impedir que este país pueda resurgir de sus males tradicionales; porque en determinados centros no están de acuerdo con su nueva política exterior, más autónoma. Desagrada también en ciertos sectores la lucha de algunos magistrados contra la Mafia y la Camorra.

Se piensa también que hay quien teme las próximas elecciones administrativas de mayo, en las que el Partido Comunista Italiano, en alza en este momento, podría confirmarse -como lo hizo en las elecciones europeas de junio- como el primer partido italiano. O bien se teme que el presidente, Sandro Pertini, antifascista visceral y hombre inasequible a componendas políticas, pueda ser reelegido.

Otros creen que podría no gustar que un socialista esté al frente del Gobierno, que se está afianzando y que se ha propuesto una cierta estabilidad política en este país, cremallera entre Oriente y Occidente. En los cálculos de algunos sectores, esta estabilidad política puede impedir los planes de quienes han tenido siempre como meta desestabilizar Italia.

En cualquier caso, lo que desde el primer momento han denunciado las fuerzas democráticas es la ligereza de anteriores Gobiernos en la búsqueda y condena de terroristas de extrema derecha, a veces vergonzosamente absueltos, mientras se ha desencadenado una lucha sin cuartel contra el terrorismo de extrema izquierda. Se recuerdan también las connivencias de algunos servicios secretos militares en la estrategia de la tensión de estos últimos años.

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