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La crisis del Partido Nacionalista Vasco

La asamblea del PNV retira su confianza al 'lendakari'

El presidente del Gobierno vasco, Carlos Garaikoetxea, compareció ayer, junto con su Gabinete, ante la Asamblea Nacional del Partido Nacionalista Vasco (PNV) para comunicar su desacuerdo con las resoluciones adoptadas la semana pasada por ese órgano, contrarias a las tesis del kndakari sobre la distribución de los recursos públicos de la comunidad autónoma. Aunque durante la tarde se consideraba la dimisión del lendakari como lo más probable, una gran parte de las bases nacionalistas realizó un amplio movimiento de apoyo al presidente. No obstante, la asamblea, máximo órgano de dirección, decidió finalmente retirar la confianza a Garaikoetxea.

La asamblea, celebrada en Castillo Elejabeitia (Vizcaya) y que duró más de seis horas, registró un ambiente de gran tensión, creado por la presencia ante el recinto de unos 300 militantes del PNV partidarios de Garaikoetxea, que gritaban en apoyo del lendakari y pidiendo la dimisión del Consejo Nacional (ejecutiva) del partido (EBB). Los manifestantes, concentrados desde media tarde ante la puerta principal del lugar de la reunión, cantaban el himno del soldado vasco, Eusko Gudariak, y el himno oficial vasco, Gora ta Gora, y gritaban "EEB, dimite, las bases no de admiten".Garaikoetxea salió de la sede de la presidencia en Ajuria Enea (Vitoria) poco después de las ocho de la noche, y se limitó a afirmar: "Lo siento, mañana, probablemente, podremos hablar". Al preguntarle si la reunión que había celebrado con su Gobierno era la última, respondió: "Eso es mucho preguntar".

Crispación

El clima de crispación que ha vivido el PNV en los últimos meses alcanzó ayer las cotas más altas entre la mayoría de las bases nacionalistas, que desarrollaron un movimiento de adhesión a Carlos Garaikoetxea en un tono propio de una campaña electoral. La expectación suscitada en torno a la reunión que debía mantener ayer Carlos Garaikoetxea con los miembros de su Gabinete quedó desplazada por la convocatoria que realizó la ejecutiva de su partido para celebrar una Asamblea Nacional, en la que el lendakari debía explicar a los representantes nacionalistas su desacuerdo con la resolución aprobada el pasado fin de semana sobre la aplicación de la ley de Territorios Históricos (LTH), texto legal que distribuye las competencias entre las diputaciones forales y el Gobierno autónomo. Esta ley es una de las claves del conflicto, y enfrenta a los partidarios de aumentar el poder de las instituciones provinciales (territorios históricos) y a los que prefieren que, por el contrario, se refuercen las competencias del Gobierno vasco.

Un amplio sector de militantes de Guipúzcoa y Álava mantuvo ayer intensas reuniones en los batzokis (sedes sociales del PNV), en las que mostraba su más enérgica repulsa por la actitud de la ejecutiva del partido, que en la pasada asamblea arbitró a favor de las tesis de las diputaciones en torno de la polémica ley. Estos militantes calificaron la convocatoria de la ejecutiva del partido a la Asamblea Nacional -máximo órgano de dirección- como una "sucia maniobra para impedir que los militantes de base manifestemos nuestro apoyo al lendakarí'.

Por su parte, la ejecutiva del PNV, visiblemente tensa y preocupada por el movimiento de protesta que un buen sector de militantes de su partido estaba desarrollando cerrando filas en torno a Garaikoetxea, Iii atribuía al lendakari la responsabilidad de esa ola de quejas. Fuentes del Consejo Nacional del PNV señalaron a este periódico que ese tipo de campañas les recuerda el plante de Carlos Garaikoetxea en Zarauz, poco antes de las elecciones autonómicas del pasado febrero. En esa ocasión, el presidente del Gobierno vasco, que exigió no estar sometido a la disciplina de partido y que se realizara una interpretación estricta de la LTH, consiguió vencer sobre el aparato. La mayoría de las juntas guipuzcoanas, dispuesta a presionar a Carlos Garaikoetxea para que no tire la toalla difundió ayer un documento en el que solicitaba al lendakari que en modo alguno permita que se incumpla la ley de Territorios Históricos aprobada por el Parlamento.

'Voto de castigo'

En el mismo texto, los nacionalistas guipuzcoanos anuncian la retirada de su confianza a los miembros de la ejecutiva de esta provincia (cuyo presidente es Román Sudupe, presidente también del partido), a la vez que piden la dimisión del presidente de la Diputación de Guipúzcoa, José Antonio Ardanza.

Los nacionalistas guipuzcoanos, asimismo, pretenden, el adelanto de la fecha de renovación de cargos en la provincia, prevista para febrero, presumiblemente con el objeto de dar un voto de castigo a Román Sudupe.

Los nacionalistas alaveses, que también celebraron intensas reuniones en destacados batzokis, manifestaban ayer su indignación ante la actuación del Consejo Nacional del PNV, que, en su opinión, no ha mediado entre el Gobierno vasco y las diputaciones, ya que, con la resolución que presentó a la asamblea el pasado fin de semana, lejos de cerrar el conflicto, se pronunció a favor de las diputaciones en torno a la ley que regula la distribución de recursos entre las instituciones comunes y las forales. Militantes alaveses señalaban que "si se produce la dimisión puede haber una sublevación en las bases contra el Consejo Nacional del PNV, que para nosotros tiene los días contados".Mientras tanto, Carlos Garaikoetxea permanecía en su despacho de Ajuria Enea durante toda la mañana madurando su decisión final.

Los consejeros del Gobierno vasco, que almorzaron todos juntos ayer en el edificio del Gobierno, pensaban, aunque consideraban que los resultados de la asamblea desautorizaban al Gobierno vasco, solicitar a Carlos Garaikoetxea, nada más comenzar su reunión (a las 16.30 horas), que permaneciera en su puesto.

Así las cosas, el presidente del Parlamento, Juan José Pujana, decidió suspender el pleno de la Cámara que debía celebrarse hoy. Tras consultar a los portavoces del resto de las fuerzas políticas parlamentarias, Pujana alegó razones de "prudencia política" para justificar la suspensión de las actividades de la Cámara.

La dirección del PNV, que permaneció durante toda la tarde reunida en cónclave a la espera de que Garaikoetxea y los miembros de su Gabinete comparecieran en la asamblea, no ocultaba su nerviosismo ante el anuncio de buena parte de los militantes del PNV de concentrarse frente a los locales donde iba a desarrollarse la asamblea.Solicitud de dimisiónPosteriormente, en las seis horas de debate en la Asamblea Nacional, el lendakari expuso su postura contraria a la interpretación que la dirección del partido hace -coincidiente con la postura de las diputaciones- sobre la ley de Territorios Históricos. Añadió que no acataba las decisiones adoptadas al respecto por la asamblea y que ponía su cargo a disposición del partido. Varios de los representantes de la corriente partidaria de ampliar el poder de las diputaciones le indicaron que su planteamiento era inaceptable, informa Efe, y finalmente la asamblea aprobó retirarle la confianza y pedirle que dimita.

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