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Convergencia de protestas coincidiendo con el congreso del PSOE

La policía frustra el intento de manifestación ante el congreso socialista

Unos 5.000 trabajadores del sector naval se concentraron ayer por la mañana ante el Ministerio de Industria, en protesta por los planes de reconversión del Gobierno. Un grupo de 500 personas que portaba ikurriñas y alguna enseña gallega rompió la concentración y, desoyendo las instrucciones de los sindicatos convocantes, intentó bajar por el paseo de la Castellana, en dirección al Palacio de Exposiciones, donde se celebra el congreso del PSOE. La policía cortó su marcha a la altura del Ministerio de Defensa. Por la tarde se celebró una multitudinaria manifestación, en la que participaron unas 20.000 personas (100.000 según los organizadores).

En torno a 5.000 personas, llegadas de todos los astilleros del territorio español, se concentraron ayer, a partir de las once de la mañana, ante las puertas del Ministerio de Industria -en la plaza de Cuzco, en el paseo de la Castellana-, en protesta contra los planes de reconversión naval.Numerosas ikurriñas y banderas gallegas ondearon durante toda la mañana entre gritos y consignas contra el Gobierno y los ministros con mayor implicación en la política industrial: el de Trabajo, Joaquín Almunia; el de Economía y Hacienda, Miguel Boyer; y, sobre todo, el de Industria y Energía, Carlos Solchaga.

Momentos de tensión

Los alrededores del ministerio estaban, desde primeras horas de la mañana, fuertemente custodiados por fuerzas de la Policía Nacional. En ningún momento se registró enfrentamiento alguno entre los trabajadores y los agentes del orden.

Hacia las 12.30 horas, cuando Ramón Román, responsable del sector naval de CC OO, estaba explicando a los concentrados el objetivo de las movilizaciones, unas 500 personas rompieron la concentración -hasta aquel momento limitada al seto central del paseo de la Castellana-, e irrumpieron en la calzada cortando la circulación. Al llegar frente al Ministerio de Defensa, numerosos efectivos policiales formaron un cordón para impedir la marcha de los trabajadores.

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La marcha se desvío hacia General Yagüe, donde la cabeza de la manifestación fue materialmente envuelta por la policía. Se produjeron algunos momentos de tensión con fuertes forcejeos entre los trabajadores y los agentes del orden. Muy pocos agentes llegaron a empuñar las porras reglamentarias. Mediante empujones, el grupo de manifestantes hubo de volver sobre sus pasos hacia el seto central, frente al Ministerio de Industria. Para entonces, la concentración ya había sido disuelta, media hora antes de la hora prevista. Ramón Román que, desde lo alto de una furgoneta hablaba a los trabajadores, había observado la acción del citado grupo y pidió a gritos a los dirigentes sindicales que "los vascos no rompan la concentración, que Euskadi permanezca unido a los demás".

Su petición no fue escuchada. Ramón Román volvió a dirigirse a los concentrados y les rogó que se disolvieran hasta la manifestación de la tarde. Las más de 4.000 personas que aún permanecían ante Industria se dirigieron en grupos hacia la Plaza de Castilla, sin que se registraran incidentes.

Desde el comienzo de la concentración, se habían venido lanzando continuos mensajes para que ningún grupo. se dirigiera hacia el Palacio de Exposiciones, donde se estaba celebrando el congreso del PSOE.

Precisamente, los dirigentes de las centrales habían denunciado que habría un intento desde el Gobierno por descalificar las acciones limitándolas a una protesta política. "Quieren", decían los oradores, "que vayamos al congreso. No iremos. Hemos venido a protestar y a pedir una negociación sobre la reconversión naval. No a interferir en el congreso del PSOE".

Trenes y autocares

"Detrás de nosotros", argumentaba más adelante Ramón Román, sólo están 16.000 familias condenadas al hambre, sólo están miles de pequeños talleres que tendrán que cerrar sus puertas, sólo están los que no quieren perder sus puestos de trabajo".

Además de los tres trenes, con capacidad para 4.000 viajeros, procedentes de Galicia, otros 22 autocares -unas 1.400 personas- salieron de El Ferrol. De Bilbao, según periodistas que habían hecho el trayecto con los trabajadores, salieron 38 autocares.

Pese al lógico nerviosismo que, en algunos momentos, impregnó las acciones, la Policía Nacional no empleó métodos violentos en ningún caso. Los momentos más crispados, al lado del Ministerio de Defensa, se resolvieron en una perfecta operación envolvente. El peso numérico de los agentes obligó materialmente a retroceder a los manifestantes, tras un fuerte forcejeo con las personas que encabezaban la manifestación. Al filo de las dos de la tarde los trabajadores fueron disolviéndose en dirección a la Plaza de Castilla.

Multitudinaria manifestación

Dos personas que realizaban fotografías fueron detenidas, según Europa Press, al carecer de documentación. Los detenidos adujeron que eran fotógrafos libres.

Por la tarde, unas 20.000 personas -100.000 según los organizadores- se manifestaron desde la Glorieta de Embajadores a la Plaza de Jacinto Benavente. Al inicio de la marcha se produjeron serias discrepancias entre las centrales convocantes y los trabajadores vascos sobre la composición de la cabeza de la manifestación.

Finalmente, los trabajadores de Euskalduna encabezaron la marcha con sus pancartas, seguidos por unas 500 personas, y detrás discurrió la manifestación propiamente dicha. Ésta fue encabezada por líderes de Comisiones Obreras (Marcelino Camacho), USO (Manuel Zaguirre), y los sindicatos nacionalistas ELASTV, vasco, y INTG, gallego, que portaban una pancarta con el lema: "La construcción naval en defensa de los puestos de trabajo".

En está manifestación participaron, mezclados entre los trabajadores, políticos comunistas como Gerado Iglesias, Santiago Carrillo y Adolfo Piñedo, y el escritor Francisco Umbral. Este último fue el encargado de leer el comunicado que puso fin a la manifestación, entre gritos de protesta de militantes de la CNT que pedían su sustitución por un obrero.

Estas movilizaciones fueron convocadas también por la CNT y centrales minoritarias como Corriente Sindical de Izquierdas y Colectivo Autónomo de Trabajadores.

Disensiones

Los incidentes del inicio de la manifestación provocaron serias críticas entre los sindicalistas, hasta el punto de que Ramón Román, representante del sector del naval de Comisiones Obreras, declaró que a la vista de la actitud de ELA-STV (Solidaridad de Trabajadores Vascos) habría que reconsiderar la unidad sindical en estas protestas.

El sindicalista vasco Jon Aresti, sin embargo, quitó importancia a estos enfrentamientos.

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