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Ana Sánchez de Miguel,

concejala del PSOE en el Ayuntamiento de Córdoba y responsable de Sanidad y Consumo, ha comprendido ahora que su poder no conoce fronteras entre este mundo y el otro, o al menos no había imaginado hasta ahora que el cuidado de los muertos iba a provocarle el mayor sobresalto de su vida política. Con tirones de pelo, golpes y empujones fue recibida la concejala en el vestíbulo del Ayuntamiento por un grupo de mujeres que protestaban contra las nuevas normas municipales para cementerios. Estos familiares vivos dejaron claro que no iban a permitir la desaparición de los toldos para adorno y sombra de las tumbas de sus difuntos, ni las escaleras precisas para su limpieza. Ana Sánchez de Miguel apaciguó como pudo el sofocón en el despacho del alcalde y aseguró que la versión de sus agresoras estaba manipulada. Tan manipulada como su protesta.

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