Disimulada safisfacción en Marruecos
Fuentes oficiales marroquíes consultadas anoche sobre el golpe de Estado en Mauritania se negaron a formular cualquier declaración. y se limitaron a afirmar que "Marruecos siempre se atuvo al principio de la no injerencia en los asuntos internos de otros Estados, principio que ha respetado escrupulosamente". Los marroquíes, sin embargo, apenas pueden ocultar una gran satisfacción tras esa declaración de circunstancias, que parece motivada por el convencimiento general de que aún es demasiado pronto para pronunciarse sobre el color del golpe de Nuakchott.
El cálculo que privadamente hacen los marroquíes en estos primeros momentos es que sea cual sea la orientación del nuevo presidente, con la desaparición de Mohamed Uld Haidalla de la escena política mauritana desaparece uno de los principales enemigos de Marruecos en aquel país.
Este optimismo resulta tanto más necesario en Rabat por cuanto Marruecos vive una auténtica desmoralización después de las dos derrotas consecutivas sufridas en la Organización para la Unidad Africana y en la ONU y el convencimiento del hombre de la calle de que la negociación del conflicto del Sáhara se encuentra ahora definitivamente bloqueada. También existe la impresión generalizada de que los intentos de conciliación con Argelia son inútiles. En cualquier caso y como prueba significativa del interés que el golpe de Mauritania despierta en Marruecos, baste decir que los informativos de radio y televisión de la tarde abrieron con esta noticia, aunque estrictamente presentada sin comentarios.
Con la misma reticencia reaccionaron ayer los dirigentes argelinos, que contestaron a las agencias de Prensa en aquel país exactamente igual que los marroquíes: "Argelia respeta el principio de no injerencia en los asuntos internos de los otros Estados y no tiene nada que decir, por tanto, de los cambios ocurridos en Mauritania".
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