_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Crónica de un dividendo que no fue y otros rumores

La última semana bursátil es de las que pasan a la historia. No sólo por ser la peor del año, con un descenso de 7,92 puntos en el índice general, sino porque, por primera vez, uno de los siete grandes bancos no repartirá dividendo a sus accionistas.La posición adoptada por el Banco Hispano Americano ha sido favorablemente acogida por las autoridades monetarias y por los analistas financieros. Pero, lógicamente, los 300.000 accionistas del banco ven las cosas de otra manera. La pérdida de 32 enteros en la cotización de la entidad es comprensible, ya que la rentabilidad de estos títulos ha descendido automáticamente. Pero muchos operadores esperan a los primeros días de la semana que empieza para estudiar la posibilidad de entrar en este valor.

El sector bancario reflejó estas tensiones y saldó la tanda con una pérdida de 8,48 puntos. Los rumores respecto a que otras grandes entidades podrían suprimir el dividendo influyó muy negativamente en el corro, y a pesar de que fuentes del Banco de España afirmaron que el Hispano sería el único grande que no ofrecería su derrama, lo cierto es que las aguas no se han calmado del todo. La posibilidad de recortes significativos de dividendo -de ahí que el Bilbao se apresurase a anunciar el suyo: 62,50 pesetas, 2,50 más que el ejercicio anterior- continúa en el ánimo de muchos.

No sería exacto responsabilizar sólo a la banca por los recortes bursátiles de las dos últimas jornadas de la semana. El mal venía de antes, cuando los analistas señalaban una caída hasta cotas del 137% o 132%. El primer test no tuvo posibilidad de demostrar sus virtudes, porque el índice general descendió el viernes hasta el 135,13%. Ahora sólo cabe esperar que la segunda línea de resistencia se mantenga, aunque algunos expertos aseguran que el último día se alcanzó el mínimo.

El nerviosismo de muchos operadores por el tema bancario se extendió sin justificación técnica a otros sectores, especialmente eléctricas y químicas, es decir, aquellos que habían cosechado las mayores ganancias en las últimas semanas. Las eléctricas han perdido 15,50 puntos en la semana (el viernes cayeron 7,48 puntos), pero la inusitada demanda de papel al cierre semanal demuestra que el mercado se encuentra con la fuerza suficiente como para detener descensos profundos.

Pero no todo el camino está sembrado de rosas. Los grandes inversores parece que ya han dado por finalizado el ejercicio hace unas cuantas jornadas, satisfechos de las ganancias obtenidas, y mantendrán su apatía hasta el límite justo para impedir que los precios desciendan peligrosamente. Por ello, es muy posible que en lo que reste de año no se escuchen demasiadas canciones de alegría en la plaza de la Libertad.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_