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Una asociación de ayuda a minusválidos estudia disolverse por falta de apoyos

La Asociación de Necesitados de Atención Precoz (ANAP), que atiende actualmente a 83 niños aquejados de algún tipo de minusvalía psíquica, puede quedar disuelta si así lo deciden sus socios, en asamblea, el próximo día 23. De este modo, "quedarían anulados todos los tratamientos", según la convocatoria de la asamblea. ANAP puede desaparecer, afirman sus responsables, por falta de ayuda oficial y los obstáculos burocráticos a su actividad.

Asunción Estelle, presidenta de ANAP, afirma que, en el fondo, el problema radica en que la Administración no considera el tratamiento precoz a los niños subnormales como un derecho que hay que proteger, sino como una especie de práctica de beneficencia, que se atiende si hay recursos o se reduce o elimina si no los hay, "a pesar" añadió, "de la existencia de la Ley de Inserción Social del Minusválido, que reconoce el derecho de todo niño con minusvalía a disponer de una atención eficaz".A principios de año, la asociación atendía a 130 niños con alguna minusvalía psíquica. Ahora sólo puede atender a 83, y en gran parte gracias a la profesionalidad y vocación de los 12 especialistas contratados -psicólogos, neurólogos, pediatras-, que trabajan sin cobrar sus salarios desde el mes de abril.

El Instituto de Inserción Social (Inserso) y el Fondo de Asistencia Social, organismos del Ministerio de Trabajo han subvencionado este año a la asociación con ocho millones de pesetas, sólo desembolsados en parte, mientras que las necesidades ascienden a 15 millones.

La asociación presta sus servicios en la Casa de Salud de Santa Cristina, en la calle de O'Donnell, 55, en un espacio total de unos 110 metros cuadrados para 83 niños, estimado como muy insuficiente.

Las relaciones con la dirección de Santa Cristina son tensas, según afirman los responsables de ANAP, por los deseos de la dirección del centro de controlar las subvenciones de la asociación, así como la contratación del personal y los tratamientos a seguir, lo que ha originado un continuo tira y afloja entre ambas partes. El nuevo director del centro dará hoy a conocer su opinión sobre este tema.

Joaquín Gillén, director general de Bienestar Social de la Comunidad de Madrid, reconoció ayer la seriedad y dedicación de los miembros de la asociación -"a la que conozco desde que fui director provincial del Inserso", dijo-, así como la valía de su equipo de profesionales, pero reconoció que la Comunidad no puede prestarles ayuda mientras no reciba las transferencias del Fondo de Asistencia Social.

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