Adjudicadas las Bodegas Lan, de Rumasa, a Marcos Eguizábal
El empresario riojano Marcos Eguizábal es el nuevo propietario de las bodegas Lan, cuya reprivatización fue aprobada el miércoles por el Consejo de Ministros. Se da la circunstancia de que Marcos Eguizábal, que ha pasado en apenas un mes a controlar entre el 8% y el 10% del sector vinícola riojano al adquirir dos de las bodegas expropiadas a Rumasa, ya intentó comprar hace varios años las bodegas Lan para introducirse en el negocio del vino de Rioja.
En aquella ocasión, el entonces todopoderoso holding de la abeja le frustró la operación adelantándose en la compra. La oferta presentada desde el primer momento por Marcos Eguizábal para las bodegas Lan por la totalidad de las acciones (el 77% de Rumasa a través de la sociedad Drame y el 23% restante de un grupo de empresarios vascos representados por Juan Celaya) ha sido de 615 millones de pesetas, 115 al contado y el resto a cinco años, con un interés del 10%. Rumasa, por su parte, absorbe la totalidad del pasivo, que asciende a 890 millones de pesetas (repartido entre el Banco General, Induban y el Banco Urquijo Unión).
La oferta actualizada de Margos Eguizábal por bodegas Lan representa 540 millones de pesetas, por lo que la operación se salda con una pérdida de 350 millones de pesetas. Marcos Eguizábal pagará además otros 120 millones de pesetas por la finca de 68 hectáreas de viñedo, Tierras y Viñas, 20 de ellos al contado y el resto a cinco años en idénticas condiciones. Esta oferta había sido superada inicialmente por la de Nicolás Sáenz, en representación de Bodegas Casa Palacio, que había ofrecido 219 millones de pesetas haciéndose cargo además de la mitad del pasivo, con lo que las pérdidas hubieran sido solamente de 225 millones de pesetas.
El nuevo propietario se ha visto beneficiado por la retirada de esta oferta, ya que Nicolás Sáenz no pudo presentar los avales bancarios exigidos por la comisión asesora de la reprivatización.
Pérdidas millonarias
Bodegas Lan, las más pequeñas del grupo Rumosa en La Rioja, con 42 trabajadores, tuvo una facturación durante el año pasado de 441 millones de pesetas y unas pérdidas de 247 millones. Hasta el 30 de junio de este año registraba un balance negativo de 97 millones de pesetas, debidos en gran parte a los gastos financieros, auténtico talón de Aquiles de esta bodega en los últimos años.
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