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Chernenko, entre el diálogo y el escepticismo

Pilar Bonet

, En un ambiente de prudencia, expectación y apaciguamiento de las críticas a EE UU, el máximo dirigente soviético, Konstantín Chernenko, se esfuerza en subrayar que su país quiere "cooperar honesta y constructivamente" en favor de la paz y la distención internacional.Un mensaje enviado ayer a un congreso de médicos pacifistas, sirvió de ocasión para que Chernenko manifestara que el tema de las armas espaciales tiene una importancia primordial, ya que la "militarización del espacio exterior, si no se interrumpe, anulará lo que se ha alcanzado en el campo de la limitación de armamentos, y extenderá la carrera armamentista a otros ámbitos, incrementando radicalmente el peligro de guerra nuclear".

La URSS aborda las conversaciones soviético-norteamericanas, que se iniciarán el mes de enero en Ginebra, con la perspectiva de "lograr acuerdos mutuamente aceptables sobre el conjunto de temas relacionados con las armas nucleares y del espacio", señaló Chernenko. El martes, el jefe de Estado de la URSS se expresó en términos igualmente conciliadores durante su encuentro con el norteamericano Armand Hammer.

Un nuevo clima, donde el tono se ha suavizado, se aprecia claramente en los medios de comunicación soviéticos, que han diluido sus críticas hacia Estados Unidos en un contexto de expectación. Con todo, el encuentro entre el ministro soviético de Exteriores, Andrei Gromiko, y el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, es contemplado con prudencia y escepticismo por medios diplomáticos. En estos ambientes, se desconfía de las posiciones norteamericanas, que se consideran plagadas de contradicciones. Se califica, por ejemplo, de "nefasta" la influencia de algunos de los colaboradores de Reagan, como pueda ser el secretario de Defensa, Caspar Weinberger, o, en el pasado, la embajadora de EE UU en la ONU, Jeane Kirpatrick.

Las fuentes señalan que las conversaciones marco que iniciarán los jefes de la diplomacia soviética y norteamericana servirán para "probar la buena voluntad de EE UU". "La posición soviética", señalan, "será flexible, más flexible que en el pasado".

En medios soviéticos, se trata de presentar la vuelta a la mesa de negociaciones como un resultado del cambio de las posiciones norteamericanas, supuestamente presionadas por factores económicos internos y por los aliados europeos, una vez satisfechas las demandas del complejo militar-industrial.

La URSS vería con satisfacción, según esta hipótesis, que se congelara la instalación de los misiles nucleares estadounidenses en Europa, como un gesto de buena voluntad hacia la negociación de Ginebra. Medios diplomáticos occidentales descartan esta posibilidad, argumentando que consolidaría una desigualdad favorable a la URSS. Para estas fuentes las concesiones no han venido de Washington sino de Moscú.

"Se ha cedido al aceptar una conversación preliminar sin condiciones, pero los occidentales se equivocan cuando aseguran que hemos aceptado el concepto de negociación sombrilla (sobre todos los temas) del presidente Reagan, ya que nadie sabe cómo van a desarrollarse los contactos entre Gromiko y Shultz", señalan medios próximos al Ministerio de Exteriores de la URSS. Según estos medios, la gama de posibilidades es amplia y puede, en último extremo, reducirse a asegurar pequeños resultados marginales que apoyen la elección del ahora vicepresidente de EEUU, Bush, como presidente dentro de cuatro años.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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