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El diálogo entre la guerrilla y el Gobierno de El Salvador proseguirá el viernes

La segunda ronda de conversaciones entre el Gobierno y la guerrilla de El Salvador tendrá lugar el próximo viernes, según anunció ayer en su homilía el arzobispo de San Salvador, Arturo Rivera y Damas, a quien la Conferencia Episcopal ha designado como intermediario. Aseguró que la reunión se celebrará en territorio salvadoreño, aunque no reveló el lugar exacto por razones de seguridad.

Este nuevo encuentro da continuidad al diálogo emprendido el 15 de octubre en La Palma, aunque el nivel de representación de cada parte será sensiblemente inferior, ya que la agenda está centrada en cuestiones de procedimiento. Del lado gubernamental no asistirá el presidente, José Napoleón Duarte, y parece poco probable que la guerrilla envíe a ninguno de sus máximos dirigentes.

La forma en que se ha fijado esta segunda cita fue objeto de controversia durante los últimos días. En virtud de los acuerdos suscritos en la histórica entrevista de La Palma, una comisión paritaria Gobierno-guerrilla se encargará de concertar futuras reuniones, pero al igual que ocurrió en aquella ocasión ha sido Duarte quien de forma unilateral estableció el lugar y la fecha.

Propuesta de diálogo

Los rebeldes han señalado que el 30 de octubre enviaron al Gobierno una propuesta para asegurar la continuación del diálogo, sin que hayan recibido desde entonces ninguna respuesta oficial. El pasado miércoles se enteraron por la Prensa de que el presidente Duarte había dado a conocer los detalles de la segunda reunión al arzobispo, quien se encargaría de hacerlos públicos ayer."La actitud del Gobierno", declaró la guerrilla en un comunicado, "pretende enfrentarnos a plazos breves, repitiendo su intención de asumir el diálogo como una maniobra táctica y creando dificultades que posibiliten su rompimiento".

El presidente salvadoreño argumenta en su descargo que la comisión mixta no ha podido reunirse aún y que podrá realizar sus funciones precisamente a partir de este segundo encuentro, que, a su juicio, es sólo una nueva oportunidad para que los alzados en armas entiendan que el camino para alcanzar el poder no es la violencia, sino la incorporación al proceso democrático. "Ésta es su responsabilidad", dijo, "en el momento actual".

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En esta ocasión, la figura del arzobispo Rivera y Damas no ha escapado a las críticas formuladas por la izquierda. La Iglesia católica no reúne, a juicio de los insurgentes, las características más idóneas para desempeñar el papel de mediador en una negociación de esta naturaleza, aunque la aceptan como tal para demostrar su propia madurez política y porque lo importante no es la calidad del intermediario, sino la disposición al diálogo.

Desde la reunión de La Palma, la guerra se ha intensificado en El Salvador y el Ejército ha sufrido serios reveses. A partir de estos hechos, la derecha más reaccionaria ha endurecido su oposición a cualquier acuerdo con los insurgentes.

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