El jesuita Cristian Briales, a disposición judicial por presunta implicación en el asesinato de un niño en Sevilla
El jesuita Cristián Briales, presunto implicado en la muerte del niño de cuatro años Francisco Reyes Moreno, fue puesto a disposición judicial en la tarde de ayer, tras confirmarse que el automóvil que utilizaba regularmente los domingos fue empleado para el traslado del cadáver. Los otros dos jesuitas que se encontraban detenidos desde el pasado miércoles fueron puestos en libertad. El suceso ha causado gran extrañeza en la barriada sevillana de Torreblanca, ya que entre las actividades de los religiosos destaca la de recuperar a los numerosos niños y adolescentes que abandonan prematuramente la escuela y se sitúan en el umbral de la predelincuencia.
El jesuita Cristián Briales, presuntamente implicado en la muerte de un niño de cuatro años, en Sevilla, fue puesto a disposición judicial a última hora de la tarde de ayer. Sus "incoherentes manifestaciones" así como la evidencia de que el coche que habitualmente utiliza los domingos sirvió para trasladar el cadáver, le relacionan a juicio de la policía con el asesinato del niño Francisco Reyes Romero, ocurrido el pasado domingo. Paradójicamente, fue este religioso el que ofició el funeral por el niño. Los otros dos jesuitas que se encontraban detenidos desde la madrugada del pasado miércoles, quedaron en libertad poco después de las 15,30 de ayer. Al cierre de esta edición se ignoraba la decisión del juez con respecto al detenido.El asesinato del niño de cuatro años Francisco Reyes Romero ocurrió en el atardecer del domingo 28 y su cadáver fue hallado al día siguiente en espantosas condiciones. Estaba junto a un quemadero de basuras, encerrado en un saco, quemado, con una soga al cuello y las manos atadas a la espalda. (Véase EL PAIS de ayer). Un posterior examen forense permitió averiguar que había sido objeto de abusos sexuales, aunque no se ha declarado de forma oficial que fuera violado.
Discreta detención
Las investigaciones de la policía condujeron a la detención, de forma discreta, en la madrugada del miércoles, de tres de los cinco componentes de la comunidad jesuita de la barriada de Torreblanea, en la que habita la familia del niño y donde ocurrieron los hechos. Los tres detenidos, que habían interrogados con anterioridad, son los usuarios habituales del Renault 4-L blanco, propiedad de la Compañía de Jesús y al servicio de la parroquia, vehículo en el que la policía encontró rastros del saco que contuvo el cuerpo del niño y algunos cabellos de éste.Pese a producirse las detenciones en la madrugada del miércoles, la noticia no se conoció en Sevilla hasta la mañana del jueves, cuando daban cuenta de ella dos diarios de la capital.
Dos días después del crimen, la detención e interrogatorio de un sospechoso en la comisaría de Torreblanca (un viejo vagabundo homosexual) provocó un conato de motín y linchamiento, y la policía hubo de mostrarse enérgica para dispersar a la multitud que se congregó ante su puerta. Sin embargo, esta nueva noticia no ha concentrado iras contra la parroquia de los jesuitas ni la casa parroquial, donde los otros dos miembros de la compañía han seguido haciendo su vida normal.
Los dos religiosos puestos ayer en libertad no ofrecieron ninguna declaración pública ni regresaron al barrio, sino que fueron a la Curia, en compañía del provincial de la Compañía de Jesús de Andalucía y Canarias, Matías García.
Torreblanca es una barriada de Sevilla situada a las afueras de la ciudad, desconectada del casco urbano, y a la izquierda de la carretera de salida hacia Granada y Málaga. Junto a un antiguo enclave, conocido ahora como Torreblanca la vieja, el propio Francisco Franco inaguró en 1961 las nuevas viviendas, que suponen una gran ampliación de la barriada.
Ahora viven allí 22.000 personas. El paro está situado en un 75%, y quienes tienen trabajo ejercen un oficio muy modesto. Tal es el caso del padre del niño. asesinado, que vende ropas, zapatos o frutas en los mercadillos de los pueblos de Sevilla y provincias próximas. Ayer se encontraba en Almadén de la Plata. El niño asesinado, de cuatro años de edad, era el sexto de una familia de siete.
En esta barriada, existen cinco colegios públicos y uno privado, pero es muy frecuente que los niños abandonen la escuela apenas cumplidos los 10 años, edad en la que comienzan a aproximarse a la delincuencia.
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