El sínodo de la Iglesia anglicana decide autorizar que las mujeres sean ordenadas como sacerdotisas
Contra todo pronóstico y por abrumadora mayoría, el sínodo general de la Iglesia de Inglaterra, que agrupa a los obispos junto a representantes del clero y de las asociaciones de laicos, decidió, por 307 votos a favor y 183 en contra, preparar la legislación necesaria para que las mujeres puedan ser ordenadas como sacerdotisas de la comunión anglicana a partir de 1990. El Reino Unido es un Estado confesional que tiene a la reina de Inglaterra como cabeza visible de la Iglesia desde la ruptura de Enrique VIII con Roma, en el siglo XVI.
La decisión de la comunión anglicana, mayoritaria en el Reino Unido, supone un duro golpe al movimiento ecuménico que propugna la unión de las iglesias anglicana, católica y ortodoxa griega. El cardenal Basil Hume, primado de la Iglesia católica británica, no se ha pronunciado todavía sobre la decisión del sínodo anglicano, quizá porque la decisión todavía no es final.En el Reino Unido, las mujeres hasta ahora sólo podían llegar a la categoría de diácono, por lo que les estaba prohibido administrar los sacramentos. En la actualidad, unas 150 mujeres diáconos pretenden recibir las órdenes sacerdotales en el Gran Bretaña.
La Comunión anglicana en otras provincias eclesiásticas distintas de la inglesa cuenta ya en la actualidad con unas 600 sacerdotisas, principalmente en Estados Unidos y Canadá. A este respecto, conviene recordar que uno de los temas más espinosos de la visita, de Juan Pablo II a Canadá el pasado septiembre fue precisamente el deseo de una parte de mujeres católicas que reclamaban el derecho de la mujer de acceder al sacerdocio.
Complicado proceso legal
La decisión del sínodo general de la Iglesia del Reino Unido supone simplemente el inicio de un complicado proceso administrativo legal. El sínodo ha nombrado un comité para que prepare la legislación necesaria para llevar el proceso hasta el final. Dicha legislación tiene primero que ser aprobada por los 44 sínodos provinciales de la Iglesia del Reino Unido, donde requiere una mayoría de dos tercios antes de ser enviada al próximo sínodo general que se celebrará en noviembre de 1985.Dado que los componentes del sínodo general son renovados en su inmensa mayoría cada año, podría ocurrir que en el del año próximo no se alcanzara la mayoría de dos tercios requerida. Si estas carreras de obstáculos se salvan, la propuesta debe ser enviada a las dos cámaras del Parlamento para su discusión y posterior entrada en vigor como ley.
Aunque la mayoría de la jerarquía anglicana está personalmente a favor de la ordenación de las mujeres, oficialmente han expresado su cautela en contra de la misma por lo que puede suponer como freno al movimiento ecuménico de unión con las religiones católica y ortodoxa.
El arzobispo de Canterbury, doctor Robert Runcie, manifestó en su intervención en el sínodo su apoyo personal a la moción, pero votó en contra expresando su preocupación por la unidad de la Iglesia. Por su parte, el arzobispo de York, doctor John Habgood, que votó a favor, manifestó que haría todo lo posible para retrasar la aplicación de esta medida.
Por su parte, el obispo de, Sothwark, reverendo Ronald Bowley, subrayó que si el judaísmo no fue obstáculo para la expansión del cristianismo, no veía ninguna razón para que lo fuera la masculinidad, porque el evangelio se dirige tanto a las mujeres como a los hombres bautizados.
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