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CASTILLA-LA MANCHA

Un grupo de presos se amotinó en el penal de Ocaña

Cuatro reclusos del penal de Ocaña iniciaron a mediodía de ayer un motín, en el que mantuvieron retenidos a ocho funcionarios de la prisión y a otros cinco jefes de taller, en un intento frustrado de fuga sin que se registraran mayores incidentes. Una unidad especial de intervención de la Guardia Civil, compuesta por una decena de hombres, acabó con el motín a las 16.20 horas de ayer.El director general de Instituciones Penitenciarias, Juan José Martínez Zato, se personó en la cárcel durante el motín y dialogó, sin éxito, con los rebeldes.

Los hechos se produjeron hacía el mediodía de ayer, cuando los cuatro presos -Alberto Víllegas, Antonio Marchena, Francisco Ortiz y Gabriel Gilabert-, que se hallaban trabajando en régimen benigno en los talleres de la prisión, intentaron saltar el muro de seguridad por una zona protegida de vigilancia.

El centinela impidió el intento, por lo que los presos se refugiaron en el taller de vestuario armados con grandes tijeras y objetos punzantes. Los amotinados solicitaron a la dirección presentar d 'rectamente a los medios de comunicación un pliego de reivindicaciones, lo que se les negó, después de que hubieran exigido un furgón para huir, petición que fue rechazada reiteradamente, según conflirmó el director del centro, Gabino Castilla.

Las reivindicaciones que pretendieron hacer llegar a los medios de comunicación se referían al mal estado de la comida y a la penosa situación en que se encuentra el mobiliario, parte de éste procedente de otras prisiones. En general, solicitaron una mejora de los servicios.

Gabino Castilla manifestó que, evidentemente, el mobiliario no es del todo aceptable, pero "existe en la dirección general un presupuesto destinado a mejorar su estado".

El director de la prisión resaltó la ayuda del director general de Instituciones Penitenciarias para terminar con el conflicto y cómo, en el tiempo en que estuvo junto a los funcionarios, tratando de convencer a los amotinados, acordó con aquéllos una contraseña que les sirvió para saber el momento oportuno del asalto y acabar con el motín.

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