La conservación de la naturaleza, una forma de supervivencia
La conservación de la naturaleza en sus distintas formas ha sido practicada por el hombre desde hace milenios. Las primeras comunidades agrícolas guardaban las semillas para sembrarlas ulteriormente. Los señores feudales se ocuparon de conservar sus bosques para asegurarse la buena caza. Y nadie tiene que decir a un agricultor que no debe cortar los árboles frutales para hacer leña. Estas tres primeras actitudes sobre cómo conservar los recursos son del tipo de lo más normal. La población humana se comportaba así cuando aún no había sobrepasado una cierta dimensión y cuando todavía las riquezas de la Tierra parecían inagotables.En contraste con lo anterior, las técnicas de conservación de los re cursos naturales y su ciencia son de tiempos recientes. Han surgido de los cambios tecnológicos que aceleraron el crecimiento de la población con sus consecuencias inevitables de cada vez mayor presión sobre el medio natural. Hemos tenido que llegar a la hora actual para percatarnos de las consecuencias de la pérdida de tantos recursos, algo que está convirtiéndonos a nosotros mismos en una especie amenazada.
Sin embargo, la ciencia y la tecnología, que tanto han contribuido a la degradación ambiental, también pueden facilitarnos la supervivencia. Han nacido nuevas instituciones con una perspectiva global sobre la herencia natural del hombre y ha surgido la cooperación internacional para salvaguardarla para las generaciones venideras.
El primer parque nacional de mundo fue creado en Yellowstone, en Estados Unidos, hace algo más de un siglo. Los ministros sobre temas ambientales aparecieron hace unas pocas décadas. Aunque desde 1913 se hicieron intentos para crear organismos que coordinasen los propósitos conservacionistas a nivel internacional, la primera organización de este tipo se formó en 1948. Así nació la Unión Internacional para la Protección de la Naturaleza, creada en Fontainebleau bajo los auspicios de la Unesco, el Gobierno francés y las asociaciones conservacionistas de Suiza. La entidad cambió de nombre en 1957 para convertirse en Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales (UICN).
Originariamente, la formaron 23 Gobiernos y 126 organizaciones nacionales. Tal mezcla de entidades gubernamentales y privadas supuso una originalidad única, puesto que muy pocas veces se reúnen los responsables de la legislación, de los presupuestos nacionales y de la política con las organizaciones no gubernamentales para establecer prioridades comunes.
La UICN está formada hoy por 57 Estados, 123 agencias gubernamentales y 321 organizaciones no gubernamentales de 114 países diferentes. Puede decirse que representa a la inmensa mayoría de la humanidad.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente celebrada en Estocolmo en 1972, hizo especial hincapié en que la mayoría de las cuestiones sobre el estado de la naturaleza han de ser aprobadas internacionalmente, pues toque afectan a toda la humanidad. Después, cuando se creó el Programa de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (PNUMA), la UICN se convirtió en un firme apoyo de éste para el desarrollo de los más variados proyectos de conservación, ofreciendo su extensa red de medios científicos. Por tanto, si bien la UICN no es una agencia de las Naciones Unidas, sí colabora estrechamente con el sistema de la ONU.
Seis comisionesLa UICN consta de seis comisiones. La Comisión de Supervivencia de las Especies comprende 56 subgrupos, cada uno de ellos dedicado a una especie o un grupo de especies. La Comisión de Parques Nacionales y Áreas Protegidas cuenta con un sistema de clasificación de las reservas naturales y asesora a la Unesco en lo relativo a los espacios a ser incluidos en la Convención del Patrimonio Mundial de la Naturaleza. La Comisión de Legislación, Política y Administración tuvo a su cargo la responsabilidad de la elaboración de la Carta Mundial de la Naturaleza, que se adoptó por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1982. Las otras comisiones son de Ecología, Planificación Ambiental y Educación.
En las citadas seis comisiones trabajan más de 3.000 especialistas, como voluntarios, para formular políticas, preparar proyectos, representar a la UICN en reuniones internacionales y promover la conservación de la naturaleza en sus propios países. El trabajo de las comisiones se refuerza con el de los tres centros de la UICN: el Centro de Conservación de Kew y Cambridge, en el Reino Unido, recoge información sobre las especies en peligro, desarrolla un banco de datos informatizado y publica libros rojos en los que se denuncian los problemas; el Centro de Legislación Ambiental de Bonn, en la República Federal de Alemania, mantiene un registro informatizado de la legislación sobre la conservación de la naturaleza en los distintos países y ayuda a los Gobiernos a redactar proyectos de leyes, y el Centro de Conservación para el Desarrollo, en la sede central de la UICN, en Gland (Suiza), trabaja con toda clase de instituciones de desarrollo para que tomen en consideración los factores ambientales en sus proyectos y, asimismo, presta asistencia a los Gobiernos en la preparación de estrategias nacionales de conservación.
La UICN también desempeña un importante papel en la preparación de acuerdos internacionales. Así, sucedió con la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de la Flora Silvestre y de la Fauna; la Convención de Ramsar, sobre humedales de importancia internacional, y la Convención de Bonn, sobre especies migrantes. Pero la contribución sin duda más notable hecha por la UICN en los últimos años es la preparación y promoción de la Estrategia Mundial de Conservación de la Naturaleza (EMCN).
Virtualmente, todas las cuestiones nacionales e internacionales que hoy preocupan a la humanidad se relacionan con la conservación de los recursos naturales. Y la tarea de la UICN consiste en que tales temas sean objeto de atención cada vez mayor por parte de la opinión pública mundial.
Mohamed Kassas es presidente de la UICN.
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