Un libro sobre la invasión de Praga reaviva la polémica en el comunismo francés
La invasión de Praga por las tropas soviéticas hace 16 años aún agita la vida interna del Partido Comunista Francés (PCF) a causa de un libro que apareció ayer en las librerías. El libro, Kremlin-PCF, conversaciones secretas, fue sacado, no se sabe por quién, de los archivos del PCF. La obra resucita el problema de las relaciones del partido francés con Moscú, tema que actualmente sigue dividiendo profundamente a la dirección comunista.El libro relata las conversaciones secretas mantenidas en agosto de 1968 entre la dirección del PCF y el entonces número uno soviético, Leónidas Breznev, sobre el tema de la invasión de Praga. En aquella época, el secretario general de los comunistas franceses era Waldeck Rochet, considerado como un liberal del partido, e incluso como un innovador, que se oponía a la intervención del Ejército de la URSS.
Un editor parisiense presentó el libro, escrito por uno o varios autores anónimos, comunistas en cualquier caso. Según el editor, el pasado mes de julio recibió una llamada telefónica de un interlocutor anónimo que deseaba verle. El desconocido personaje, en su nombre y en el de otros camaradas del PCF, que también ocultan su identidad, le ofreció al editor la posibilidad de publicar el libro.
El libro en cuestión se basa en las notas secretas escritas por Jean Kanapa, que era entonces el encargado de las relaciones internacionales del PCF. Kanapa, ya fallecido, fue calificado un día de cretino por el escritor y filósofo Jean-Paul Sartre por su talante estalinista, reconocido en Francia. Tras el histórico informe Jruschov de 1956 contra Stalin, Kanapa giró sensiblemente y se convirtió en un renovador que pretendía ayudar a la URSS criticando los aspectos negativos de su política.
Los dos personajes principales del libro son Kanapa y Waldeck Rochet, dos palomas de aquella época, opuestos a la intervención de Moscú en Praga. Según el libro, Rochet llegó a decirle a Breznev que si los tanques soviéticos llegaban a Checoslovaquia, sería "una catástrofe", y el número uno del Kremlin le respondió: "Los partidos comunistas deben estar dispuestos a operar cualquier giro". En el mes de noviembre del mismo año -es decir, dos meses después de la intervención soviética-, en una nueva reunión Rochet-Breznev, todo se normalizó, y en el comunicado final firmado por los dos hombres no apareció ninguna alusión a las divergencias sobre Checoslovaquia.
¿Quién ha sido el autor del libro o el ladrón de los documentos secretos del partido? Éste es el problema número uno. La autenticidad de las revelaciones hechas por el libro nadie parece ponerla en duda. Los responsables del PCF aseguran que "esto no apasiona a los franceses", pero lo cierto es que actualmente el problema de las relaciones con Moscú es el problema capital con vistas al 25º Congreso del partido, que se celebrará en febrero próximo.
En la última reunión del último comité central, seis miembros votaron contra la resolución que se someterá a la aprobación en dicho congreso. Dos federaciones, por lo menos, apoyan a los nuevos disidentes.
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