_
_
_
_
Tribuna:TIRIBUNA LIBRE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El futuro orgánico de las cajas de ahorro

El autor divide en dos categorías las cajas de ahorro: las de sociedad civil y las creadas por entidades públicas. Pide para todas un carácter similar al de las primeras y una mayor democratización a la hora de elegir sus órganos de dirección. Dice que debe desaparecer el mayor problema de las cajas: el caciquismo. Los proyectos gubernamentales de reforma de estas entidades obvian, a su juicio, esta cuestión.

Modernizar es bueno, y el propósito de actualizar resulta laudable. Bueno es, pues, que el Gobierno del Estado se preocupe por la modernización de la estructura de los órganos de gobierno de las cajas de ahorros, y resulta laudable su propósito. Pero el primer elemento para modernizar y actualizar es diagnosticar qué es lo que no funciona -o lo que no funciona adecuadamente- en la configuración de aquello que nos proponemos modernizar. Se trata de determinar los entuertos a desfacer. De lo contrario nos exponemos a torcer lo derecho.Existen en nuestro país dos tipos de cajas de ahorros: aquellas que nacieron de la iniciativa de aquello que -laudable aportación gramsciana- denominamos sociedad civil, y las surgidas de la voluntad de las entidades públicas, en un 99% de los casos de las corporaciones locales.

Un servidor de ustedes, en su casi medio siglo de existencia, ha andado un poco la Ceca, la Meca y los Valls d'Andorra; ha vivido, entre otros lugares, en la entrañable Andalucía y conoce algo -poco- su sociedad civil, y a pesar de saber de determinadas poblaciones con determiradas cajas de ahorros que reflejan el carácter caciquil de la localidad, no quiero llamarlas por su nombre, por un cariño, tal vez mal entendido, aunque con. el argumento de que generalmente el corazón no obedece a razones. Las cajas de ahorros de esas polblaciones estaban dominadas, antes y después de la reforma Fuentes Quintana, por el cacique local. Con anterioridad, por el procedimiento de cooptación previsto en los Estatutos fundacionales, aseguraba la presencia del entorno social de esta nuestra versión del capo mafia, y también después de la reforma, porque la democracia futbolística que introdujo el Decreto de 1977 era perfectamente manipulable por la tecnoestructura nombrada por el cacique.

Las intenciones del actual proyecto de reforma quieren obviar el problema caciquil introduciendo en los órganos de gobierno de las cajas una notable cuña progresista, una cuña materializada en el 30%-40%, de votos para las corporaciones locales y en el 5%-15% para los representantes del personal. Quiero reconocer que la reforma puede introducir un notable baluarte al poder caciquil en los órganos de gobierno de nuestras cajas, pero, por un lado, con una evidente desnaturalización del carácter civil de estas cajas, sin garantías, además de que una parte por lo menos de la representación del personal no sea amarilla ni de que otra parte de la representación de las entidades locales, no sea caciquil. Por otro lado la reforma puede suponer, tal vez, una inconcreción del poder real, inconcreción que, incluso sin necesidad de invocar la imagen tan actual de cierta caja de Cataluña, sólo puede redundar en la inestabilidad de la propia entidad.

Mantener su presencia

Hay que abordar en serio el problema del caciquismo, y abordarse como tarea de partido inserto en la sociedad civil -o por lo menos que debería estarlo-; abordemos también el problema del sistema de elección de los representantes de los impositores a fin de disminuir las posibilidades de manipulación, pero no desnaturalicemos el carácter civil de unas entidades nacidas de la fecundidad de nuestra sociedad. Con ello no pretendo dar lecciones a nadie, pero opino que el socialismo debe caracterizarse, entre otras cosas, por una voluntad de potenciar la sociedad y no el poder de la Administración, pues tal potenciación es patrimonio de otras opciones de la izquierda.

Hago una sincera propuesta: mantengamos la presencia de instituciones arraigadas en el ámbito geográfico, mantengamos la presencia de representantes del personal, mantengamos la presencia y el peso de los representantes de los impositores, introduzcamos la presencia de las corporaciones locales, y demos al fedatario público, al notario, competencia total en todo el proceso de designación de los representantes dé los impositores. Se trata de que su papel no se limite a supervisar un sorteo, sino que, a partir de listas previamente expuestas, efectúe el número de sorteos necesarios para que pueda entregar una lista de los impositores que la suerte ha elegido y que han aceptado formar parte de la asamblea general de la caja en cuestión, sin que tecnoestructura -léase los directores de las entidades- ni consejo de administración puedan meter sus respetables narices en todo el proceso. Y dejemos que cada comunidad autónoma fije, dentro de un amplio abanico, los porcentajes a atribuir a cada estamento, pues es preciso reconocer que la tan manoseada sociedad civil es distinta a lo ancho de la geografía peninsular.

Se trata, en resumen, de modificar únicamente el sistema de designación de representantes de los impositores, y ningún otro. La introducción de las corporaciones locales como una institución más de raigambre en la zona es el sabio reconocimiento de que la sociedad civil se ha visto enriquecida por la presencia de unas entidades realmente representativas de un aspecto -el aspecto político- importante, pero que no es el único ni el mayoritario (por lo menos como expresión de la sociedad).

Por otra parte, si postulamos la pertenencia social de las cajas nacidas de iniciativa social, es lógico, coherente y necesario postular la pertenencia pública de las entidades nacidas de iniciativa pública. Después de estudiar la estructura de los órganos de gobierno de las cajas de ahorros de Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Reino Unido, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Noruega, Portugal, Suecia, Suiza y Estados Unidos, en ningún caso he hallado cajas de iniciativa pública en cuyos órganos de gobierno no tuviese clara mayoría la entidad promotora y garante. Si en todos se da mayoría de votos a tales entidades, o se nos dan aquí poderosísimas razones que convenzan del error europeo, o seguiremos pensando que es lógico que una entidad de crédito nacida de y avalada por una corporación pública debe ser gobernada mayoritariamente por tal corporación. Porque ¿a santo de qué una corporación pública va a asumir el riesgo con dinero público -tuyo y mío- de una entidad que no controla? "Al César lo que és del César y a Dios lo que es de Dios". Y a la sociedad, aquello que ella alumbró. Y a las entidades públicas aquello que éstas parieron.

es asesor del delegado del Gobierno en Cataluña.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_