Las lecciones del 'caso Abouchar'
El súbito desenlace del caso Abouchar es una buena noticia. Conlleva también varias lecciones que convendría no olvidar. La primera y más importante es que ante todo interesa también mantener una política de firmeza, que no quiere decir de provocación, cuando se defiende una causa justa y fundamental; tal era precisamente el caso Abouchar, que iba mucho más allá de los intereses corporativistas. ( ... )El Kremlin, por supuesto, y no las autoridades afganas, que no permanecerían ocho horas en el poder en Kabul sin la ayudabastante activa de la armada roja. Dado que la solución del asunto Abouchar estaba en Moscú y no en Kabul, la salida no desagrada a los analistas del Partido Comunista de Francia. Ha sido Ponomarev quien ha anunciado el desenlace a Claude Estier, varias horas antes de que Kabul confirmase la noticía. Moscú, que pretendía explotar la detención del periodista francés para reforzar la representatividad del régimen afgano, e incluso a costa suya, incluso si este último afirma que no ha hecho más que ceder, en su magnanimidad, a la petición de clemencia presentada por Mermaz.
Queda por saber, finalmente, por qué Moscú ha dado marcha atrás. Ha sido, sin duda, la firmeza mostrada por las autoridades francesas después de la condena a Abouchar a 18 años de cárcel lo que ha resultado determinante. Al exigir noticias concretas sobre la suerte del prisionero antes de este viernes 26 de octubre, Claude Estíer no hablaba sólo como presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Asamblea Nacional, sino también como mensajero del presidente de la República, con el que se había entrevistado antes de dejar París, camino de Moscú. Es decir, que el mantenimiento en prisión de nuestro compañero se saldaría con una crisis más grave en las relaciones franco-soviéticas, ya muy deterioradas desde la llegada de Mitterrand al Elíseo.
, 26 de octubre
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