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El primer ministro francés recibe en París a Abouchar tras ser liberado en la capital afgana

A primeras horas de la noche de ayer llegó a París el periodista del segundo canal de la televisión francesa Jacques Abouchar, condenado en Afganistán a 18 años de cárcel por entrar en el país con la guerrilla antigubernamental. Para recibirle se trasladaron al aeropuerto el primer ministro, Laurent Fabius y el presidente de la Asamblea Nacional, Louis Mermaz. A su llegada, Abonchar declaró que había sido capturado por tropas soviéticas y no afganas.

Tras la liberación del periodista francés, todo da la impresión de que el conflicto entre París y Moscú ha concluido de la mejor de las maneras, pero no hay que excluir que las autoridades socialistas francesas, ahora que Abouchar se encuentra en territorio nacional, es decir, en Francia, puedan decir lo que realmente piensan del régimen afgano y de su sometimiento a la Unión Soviética.El periodista del segundo canal de la televisión francesa, Antenne 2, penetró en territorio afgano el pasado día 17 de septiembre para hacer un reportaje sobre la resistencia, en compañía de rebeldes al Gobierno de Kabul, y, tras ser detenido, fue condenado a 18 años de cárcel. Fue liberado cuatro días depués del proceso a consecuencia de la presión ejercida por la opinión pública francesa e internacional.

El Gobierno francés, con su actitud enérgica, convirtió en asunto de Estado la detención y la condena de Abouchar. Los soviéticos comprendieron inmediatamente que, de no liberar con urgencia al periodista, las relaciones de ambos países sufrirían un deterioro muy grave.

Por ello, a pesar de la dura condena "por atravesar la frontera de Afganistán clandestinamente", se cree que la URSS ordenó la liberación imnediata de Abouchar.

En estos días, además, se celebra el 60º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Francia y la Unión Soviética, y todas las autoridades francesas amenazaron con el boicoteo de las ceremonias provistas para tal ocasión.

El Partido Comunista francés (PCF), que protestó, como el resto de la opinión pública del país, suspendiendo sus relaciones con el partido comunista de Afganistán, creyó así presionar en favor de la liberación de Abouchar, pero quienes ofrecieron la buena nueva de la liberación de Abouchar no fueron los afiganos, sino los soviéticos.

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El hecho ha contrariado seriamente a los comunistas de este país porque, una vez más, tras haber defendido la autonomía democrática de los países comunistas -de Afganistán en este caso-, se ven manipulados por la URSS.

Ayer, el director del diario oficial del Partido Comunista Francés, L'Humanité, reconoció que "la actitud de la Unión Soviética es un problema, y tendremos que sacar las conclusiones".

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