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López Cobos y el Orfeón Donostiarra, se enfrentan al reto de la 'Missa,' de Beethoven

La obra se considera "una prueba de resistencia" para el coro

Gabriela Cañas

Los miembros del Orfeón Donostiarra ya están en Madrid, ensayando mañana y tarde con la Orquesta Nacional. Han venido a cantar la Missa solemnis, en re mayor, Op. 123, de Beethoven, una de las obras más difíciles para un coro. Mientras Jesús López Cobos, que dirige los cuatro conciertos -y no tres, como es habitual- que se van a realizar en el teatro Real a partir de mañana, asegura estar satisfecho de los ensayos, Antxon Ayestarán, director del coro, se muestra más inquieto: "Esto es una auténtica prueba de resistencia para el orfeón".

El Orfeón Donostiarra paladea aún los sabores del Premio Príncipe de Asturias, otorgado por un jurado del que, precisamente, formaba parte López Cobos. Pero en pleno ensayo, con el estreno a la vuelta de la esquina, durante ese breve descanso de 15 minutos a media mañana hay que encarar la realidad, que hoy sigue siendo, para la agrupación, la cortedad de las subvenciones y, para cada cual, el conseguir con su empresa un acuerdo que le permita venir a Madrid restando, posteriormente, esos días de sus vacaciones. "Y eso para los que tenemos la suerte de trabajar", dice un joven orfeonista, porque algunos están en paro". Del Orfeón Donostiarra forman parte personas de las más diversas edades y profesiones. Entre los 16 y los 55 años', desde amas de casa hasta sacerdotes.El reto más inmediato es interpretar la Missa de Beethoven, obra difícil, fundamentalmente, según una de sus componentes, porque "requiere una tesitura muy alta". Y explica: "Además de ser una obra muy larga, tienes que cantarla siempre un tono por encima del tuyo habitual".

Arte y convivencia

Para Antxon Ayestarán, la Missa solemnis de Ludwig van Beethoven es, "junto con la Missa en si bemol de Bach, la obra más difícil del repertorio de música coral. Es una obra de gran profundidad que requiere un estudio minucioso. Como es tradicional en las obras de Beethoven, es. de una gran dureza vocal, y el hecho de que se hagan cuatro conciertos va a suponer para el grupo una auténtica prueba de resistencia". "Yo soy consciente de ese reto", dice López Cobos, y procuro que el coro no agote sus fuerzas en los ensayos".Las sucesivas incorporaciones, "necesarias para una periódica renovación que es imprescindible", según Ayestarán, es una dificultad añadida. Una parte del Orfeón Donostiarra no ha cantando nunca esta obra. "Bueno, yo soy nueva y no la había cantado aquí, pero generalmente procedemos de otros grupos y, al menos yo, conocía la obra" dice una componente del grupo. En cualquier caso, según Ayestarán, esta Missa requiere "no menos de 20 ensayos" y las tres últimas semanas han sido intensas para el coro. Cualquier otra obra, de menor -dificultad, requiere una media de 15 ensayos de dos horas cada uno. Una veterana orfeonista asegura que han ensayado la obra durante tres semanas; una de las nuevas dice que estudia la Missa desde hace meses.

"Generalmente", cuenta un joven orfeonista, "hacemos tres ensayos de dos horas a la semana durante todo el año". Para Ayestarán, el Orfeón Donostiarra no es sólo una escuela de música coral; es también "una, escuela de humanismo". "Se aprende mucho de la convivencia", agrega, "y yo creo que una convivencia en armonía es indispensable para hacer un buen trabajo artístico".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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