El Senado italiano se pronuncia hoy sobre la moción para destituir a Andreotti
El comienzo de la sesión del Sena do italiano dedicada a debatir la moción comunista en la que se pide la dimisión del ministro d Asuntos Exteriores, el democristiano Giulio Andreotti, estuvo precedida ayer de agrias disputas partidarias sobre la modalidad de voto: secreto o público. El secreto perdió la batalla. Los senadores votarán hoy a cara descubierta.En una votación sobre la misma cuestión, celebrada el pasado 5 de octubre sobre una moción de los radicales, Giulio Andreotti estuvo a punto de perder su cartera ya que, amparados en el secreto, numerosos miembros de los partidos del Gobierno votaron contra él, en tanto que los comunistas se abstuvieron.
La derrota de Andreotti en el Senado parece improbable, especialmente si el voto es público, pero podría llegar a producirse en el Congreso, donde el presidente (comunista) ya ha aceptado que la votación sea secreta. Se desencadenaría así una crisis de Gobierno, cuya importancia sería más amplia que la caída de un simple ministro, porque ni Andreotti es un simple ministro, ni la suya sería la única cabeza en caer del Gabinete.
La crisis no interesa al jefe del Gobierno, el socialista Bettino Craxi, ya que, entre otras cosas, a partir de enero Italia presidirá la Comunidad Económica Europea.
Pero al mismo tiempo, las tensiones acumuladas son muchas, tanto en el campo de la moralidad como en el fiscal ya que, tras la huelga general de los comerciantes del martes a causa de las medidas fiscales que afectan a este colectivo, del ministro republicano Bruno Visentini, los democristianos no quieren enfrentarse con un electorado que les ha sido tradicionalmente favorable.
Visentini, por su parte, amenaza con dimitir si se toca su proyecto de ley, un plan con el que pretende hacer pagar los impuestos a la capa más evasora de la sociedad italiana.
A los democristianos les podría convenir abrir una crisis sobre este tema. Una crisis que al mismo tiempo le permitiría deshacerse discretamente de Andreotti y aplazar un par de meses todos los ataques que los comunistas están lanzando contra la Democracia Cristiana.
Hoy mismo se abrirá en el Senado otro debate espinoso: el del secuestro y liberación del líder democristiano napolitano Ciro Cirillo con la participación de los servicios secretos tras negociaciones con la Camorra y las Brigadas Rojas. El gran acusado esta vez es Flaminio Piccoli, presidente de la Democracia Cristiana, cargo en el que sucedió a Aldo Moro tras su asesinato por manos de las Brigadas Rojas.
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