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Noviembre, mes decisivo en el proceso de adhesión de España a la Comunidad

Andrés Ortega

El ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, acompañado del secretario de Estado para las Relaciones con la CEE, Manuel Marín, asistirá hoy a una cena de "reconciliación y aclaraciones" con sus homólogos de la CEE, sólo en el caso de que los diez hayan logrado antes ponerse de acuerdo al menos en el minipaquete a presentar a España. Morán esperará en Madrid, con los motores del Mystere calientes, a que le lleguen noticias de Luxemburgo en este sentido. En principio, la cena estará dedicada a precisar un -¿otro?- calendario de negociación para las próximas semanas.

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El vía crucis de la negociación

Las dos semanas -y la última en especial- transcurridas desde el fracaso de la última sesión de negociación ministerial hispanocomunitaria han conocido una inusitada intensidad en las declaraciones y contactos a todo nivel para desbloquear las negociaciones de adhesión de España a la CEE. Sin embargo, se mantiene el suspense de si esto ocurrirá mañana en Luxemburgo. En cualquier caso, noviembre se convertirá -según los planes comunitarios y españoles- en el mes decisivo para este proceso. Se trata de despejar todos los temas de modo que los puntos más conflictivos, si persisten, lleguen ya en blanco y negro a los jefes de Estado y de Gobierno de los diez, que tienen cita en Dublín los días 3 y 4 de diciembre.Los ministros dedicarán todo el día de hoy a discutir sobre la ampliación, sin que se sepa aún si se convocará o no una reunión formal de negociación al día siguiente. Las reuniones de hoy se abren bajo mejores auspicios que las anteriores (si la presidencia irlandesa aprende a insistir en puntos concretos y no tira la toalla como en anteriores ocasiones, según fuentes españolas y comunitarias). Pero de Luxemburgo sólo puede salir, a lo sumo, un minipaquete (no se trata aún de una oferta global) que incluya los asuntos sociales, el aceite de oliva, los altos aranceles y, si acaso, la pesca y algunas indicaciones en la cuestión siderúrgica.

Siendo optimistas, serán posiciones comunitarias, a las que luego España tendrá que contestar y negociar. El caso del vino irá seguramente hasta la cumbre de Dublín. Pero faltan otros temas a los que la CEE tiene que dar respuesta: toda la agricultura, el estatuto de Canarias (sobre el que la Comisión Europea transmitió el viernes unas propuestas al Consejo de la CEE), la siderurgia, las instituciones (probablemente haya una réplica negativa a las tesis españolas), las relaciones entre España y Portugal, la participación financiera de España a la CEE y otros puntos. Y aún queda negociar todo ello.

La intervención directa del presidente del Gobierno, Felipe González, por medio de una carta a los diez, entregada el martes a sus embajadores en Madrid, ha sido bien acogida en medios comunitarios. González no pide sólo celeridad en las negociaciones, sino también un reparto equitativo de los sacrificios.

Por su parte, las. declaraciones -la semana anterior- del presidente francés, François Mitterrand, parecen significativas, ya que no sólo reiteró que la ampliación de la CEE se debe hacer en la fecha prevista -"resultado histórico"-, si bien solucionando todos los problemas abiertos, sino que lo dijo en Burdeos, zona abiertamente contraria al ingreso de España en la Comunidad. Y no cabe olvidar aquí el mencionar la minicumbre hispano-francesa que ayer concluyó en Barcelona, dentro de la estrategia española de negociar el ingreso en la CEE más a nivel bilateral que multilateral.

Esta semana, en el principio de una "ofensiva coordinada de Gobierno" (que proseguirá en los próximos días), el ministro de Industria, Carlos Solchaga, se entrevistó con el vicepresidente de la Comisión Europea, Etienne Davignon, para abordar los temas industriales. En el tema siderúrgico, ambas personalidades debían establecer contacto por teléfono este fin de semana.

Entre tanto, el presidente del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la CEE, el irlandés Peter Barry, expresó, en una carta a sus colegas, la cólera e intranquilidad española ante la incapacidad comunitaria para llegar a acuerdos internos concretos.

Decidió enviar a su secretario de Estado, Jim O'Keeffe, en una gira durante esta semana por las capitales de la Comunidad para limar las asperezas que impidieron presentar a España en tres ocasiones anteriores un minipaquete de ofertas.

También en nombre de la presidencia, el ministro irlandés de Agricultura, Austin Deasy, viajó a Roma y París para intentar -sin éxito- acercar las posiciones de ambos de cara a la reforma en toda la CEE del sector vinícola (por medio de techos de producción), lo que permitiría desbloquear este capítulo con España. Éste será tema de un debate paralelo el lunes de los titulares de Agricultura de los diez. Sin embargo, en Lisboa, el ministro alemán occidental de Asuntos Exteriores, Hans-Dietrich Genscher, señaló la conveniencia de dejar al margen de las negociaciones la cuestión del vino y de la pesca, dadas sus dificultades; pero otras delegaciones no comparten esta tesis.

Por ello, la presidencia irlandesa ha propuesto una reunión especial de los titulares de Exteriores de los diez el 12 o el 19 de noviembre, para ir a una sesión maratoniana de negociación con España y Portugal el 27 de noviembre, con todo sobre la mesa. Y la clásica estrategia de la CEE es acorralar al contrincante hasta el último momento para que luego no le quede más remedio que aceptar todo en bloque. "La CEE habrá tardado tanto en ponerse de acuerdo, y con tantas dificultades, que luego no quedará margen de maniobra para negociar con España", manifestó un comunitario.

Entre tanto, los suplentes -Manuel Marín y el Comité de Representantes Permanentes de los diez (Coreper)- irían a una negociación previa semicontinua. Claro que algunos comunitarios se preguntan de qué serviría esto si para hablar de detalles debe mediar antes un acuerdo sobre las cuestiones generales. "Se habla demasiado de modos de organizar las negociaciones y poco de negociar los temas concretos", manifestó una fuente comunitaria. La explosión mística de la negociación se hace aún esperar.

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