La polémica sobre el aborto moviliza al electorado
El aborto y la Seguridad Social son los capítulos que saltan con mayor frecuencia en la polémica entre el actual presidente republicano, Ronald Reagan, y el candidato demócrata a la presidencia, Walter Mondale. También son objeto de debate entre el actual vicepresidente, George Bush, y la aspirante a tal puesto por -el Partido Demócrata, Geraldine Ferraro Un tema, el del aborto, del que tampoco quedan al margen las Iglesias de todo credo, unidas en su campaña antiaborto, aun cuan do el obispo James Malone, presidente de la Conferencia Nacional de Obispos Católicos, declaró hace tres días que los obispos no "pretenden crear un bloque de voto".En el caso del aborto cuya práctica está legalizada en EE UU desde hace 11 años por una enmienda constitucional-, los demócratas son partidarios de mantener la actual legislación, aun cuando Ferraro, de religión católica reconoce que personalmente no aprueba la interrupción voluntaria del embarazo, pero respeta, como política, que exista esa libertad. Por su parte, los republicanos sitúan el asunto del aborto en un nivel de derecho constitucional, sin entrar oficialmente en los aspectos religiosos de la cuestión. Aún cuando en la plataforma republicana, o programa de partido, figura claramente una postura antiaborto que intentará, en una eventual segunda Administración Reagan, modificar revocar la actual enmienda constitucional en un país, EE UU, donde se calcula que hay 1.500.000 abortos anuales (en una población de más de 231 millones de habitantes).
La campaña electoral está superconcentrada en miniactos multitudinarios (cenas de recaudación de fondos, debates de televisión o visitas de los candidatos a fábricas o escuelas), pero la polemiza en torno al aborto es casi la única que origina la aparición de manifestaciones y contramanifestaciones con pancartas y lemas a favor o en contra del aborto. Se trata de un problema que divide a la sociedad norteamericana y también a los aspirantes a la presidencia para el próximo período: de enero de 1985 a enero de 1989. Reagan está en contra del aborto, mientras que Mondale lo defiende.
Otro punto que conmueve al electorado a la hora de inclinar sus preferencias de voto es la discusión en tomo al futuro de la Seguridad Social (medicare). Un privilegio creado en la época del new deal del presidente Franklin D. Roosevelt, en 1935, que debía permitir un holgado retiro a los norteamericanos. Pero la crisis económica, el envejecimiento de la población y la burocratización de la Seguridad Social lo ha transformado en un mamut que camina hacia la bancarrota.
Para salvar el sistema, Eonald Reagan -apoyado por una comisión bipartidista, republicano-demócrata, en el Congreso- pretende llevar a cabo una reforma del sistema. Mondale acusa a Reagan de haber reducido los beneficios de la Seguridad Social en el 25% desde su llegada hace casi cuatro años a la Casa Blanca, mientras que Reagan explica que fue un acuerdo conjunto de ambos partidos y promete que, contra viento y marea, no habrá reducciones en la Seguridad Social en el futuro. Con evidente interés, ambos candidatos luchan en ese terreno para cosechar el voto de la tercera edad.
Ronald Reagan es también acusado por su adversario, Walter Mondale, de haber disminuido los beneficios de la ayuda médica, que favorece a las personas más pobres de la sociedad norteamericana, las que tienen unos ingresos inferiores al índice de pobreza, establecido actualmente en unos ingresos anuales de 10.178 dólares (más de 1.700.000 pesetas), para una familia de cuatro miembros. Reagan alega que su Administración ha logrado ahorrar más de 17.000 millones de dólares en cuatro años gracias a una clarificación del sistema y mayor control de los beneficios para los médicos y hospitales sin que se deteriore la asistencia a los pacientes que se acogen a la medicare. La polémica se centra en este punto entre las capas más pobres de la sociedad norteamericana, que, en caso de votar, son tradicionalmente prodemócratas.
La droga es otro de los temas electorales en un país donde el consumo de narcóticos duros (cocaína en especial) adquiere proporciones casi endémicas. Reagan mantiene que su Administración ha aumentado en el 50%, en tres años, el presupuesto federal para la lucha contra el tráfico de drogas. Mondale contesta que las me didas tomadas son insuficientes y promete una lucha sin tregua contra los traficantes, utilizando incluso el Ejército para cortar el tráfico de narcóticos hacia EE UU.
Por último, los temas ecológico y el temor a una guerra nuclear forman también parte del paquete social de la campaña presidencial En el primero -salvaguardia ambiental- Reagan debe hacer frente a las críticas de Mondale por la discutible actuación de la Agencia de Protección del Medio Ambiente, caracterizada por varios escándalos en la primera etapa de la Administración Reagan. Mondale visita con frecuencia en su gira electoral lugares afectados por contaminación, prometiendo una "América limpia" para el futuro.
En lo nuclear, las tesis de los dos candidatos son también muy diferentes. Mientras Mondale proclama la necesidad de una congelación de armas, nucleares, como paso previo a una , posterior negociación para reducirlas, la Administración Reagan es reacia a apoyar tal principio, que considera un tanto utópico. Reagan defiende sus tesis de negociación y reducción hasta llegar al todavía más utópico nivel cero.
En la batalla electoral alrededor del temor al átomo los demócratas ganan ampliamente las preferencias de los antinucleares y pacifistas norteamericanos, un fenómeno que en los primeros años de su Administración el presidente Reagan había atribuido a los izquierdistas europeos, hasta que el temor a una guerra nuclear se contagió también a gran número de ciudadanos estadounidenses.
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