Del clasicismo vienés al neoclasicismo de Stravinski
El último programa. de la Orquesta de RTVE planteaba un atractivo recorrido desde la bellísima sinfonía K. 338 de Mozart, modelo clásico, hasta la irónica, tierna y magistral recreación neoclasicista que Igor Stravinski llevó a cabo con Pulcinella. Entre una y otra obra estuvo lo menos atractivo de la jornada: los Nocturnos de Falla, tocados con corrección, pero también con absoluta grisura por parte de la solista y sin especiales calidades en la compañía orquestal.El plan Mozart de Gómez Martínez no cabe duda de que se ha iniciado seriamente: cuarenta y pocos profesores de la orquesta se entregaron a la Sinfonía número 34 con auténtica voluntad de estilo y aciertos parciales, si bien el lenguaje mozartiano sigue pareciendo un tanto alejado de las maneras naturales de nuestra orquesta. Es muy cierto que la única forma de adquirir esas cualidades de sonoridad y fraseo consiste en habituarse a ello, y, en este sentido, será muy interesante observar la capacidad de progreso.
Sinfonía número 34, en do mayor (Mozart), Noches en los jardines de Espada (Falla), y Pulcinella (Stravinski)
Maribel Calvín (piano), Mariana Yu (mezzosoprano) Susu Mariátegui (tenor), Manuel Bermúdez (barítono). Pedro León (violín), Eduardo Sánchez (violín), Pablo Ceballos (viola), Enrique Correa (violonchelo) y Enrique Parra (contrabajo). Orquesta Silfónica de R TVE. Director: Miguel Angel Gómez Martínez. Teatro Real, 18 de octubre de 1984.
Los mejores logros se dieron en Pulcinella, ballet interpretado en su integridad. Salvados algunos problemas puntuales, la Orquesta de RTVE, otra vez en formación reducida, sonó con calidad en un trabajo muy delicado y compro metido, pues la partitura de Stravinski parece exigir todo un con junto de solistas, y no sólo los primeros atriles de la cuerda que actúan individualmente.
Parecido compromiso afecta los tres solistas vocales: papeles cortos, poco agradecidos y de evidente dificultad. Los realizaron -francamente bien la mezzoseprano Mariana Yu, el tenor canario Suso Mariátegui -que dio admirable intención expresiva a su parte, muy en línea teatral- y el barítono Manuel Bermúdez, quien salvó con oficio algún problema con la tesitura del papel, más bien de bajo.
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