Una obra discutible
Con el título genérico de Cabeza de apóstol y atribución discutida a Velázquez, existen dos cuadros en colecciones madrileñas. El más conocido -y el que ahora se ha puesto de actualidad con la venta- es el que procedía de la colección de los marqueses de Casa Torres y cuya última propietaria localizada era la condesa de Saltes. Es un cuadro a todas luces recortado, del que sólo se conserva un fragmento, en el que se ve una cabeza de hombre barbado, cuya similitud de rasgos con el San Pablo, del Museo de Arte de Cataluña, hace pensar que se trata del mismo apóstol. Aunque Mayer y algún otro historiador del arte creyeron en la autenticidad velazqueña de esta cabeza recortada, la mayoría de los especialistas recusan como segura la atribución. En pésimo estado de conservación, totalmente ensombrecido y con abundantes repintes, la opinión actual es que este fragmento no debe clasificarse entre las obras indiscutidas que conservamos del genial pintor sevillano y, de hecho, así aparece tratada en el catálogo razonado último de José López-Rey, autoridad máxima en la materia, que afirma, literalmente, que "la atribución a Velázquez debe permanecer como dudosa" (Vélasquez, Lausanne-París, 1981, página 222). Por lo demás, al margen de su discutida autoría, la tela es fechable aproximadamente hacia 1619-1620.Con todo, los elementos de calidad que se dejan entrever en el cuadro, algunos muy próximos a la serie de apóstoles que Velázquez pinta en torno a 1619-1620, hacen aconsejable la postura prudente de declarar esta pieza como inexportable, aunque no su adquisición por el Estado en la astronómica cifra propuesta.
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