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Reportaje:

Cuando la cuna es una urna de cristal

Irene Pérez, la niña que pesó al nacer 465 gramos, cumple dos meses de vida

Milagros Pérez Oliva

Irene Pérez Pérez, la niña más pequeña de España, ha logrado superar el kilo de peso dos meses y 10 días después de haber nacido. Irene vino al mundo con un cuerpecito de apenas 465 gramos, en el umbral mismo de la viabilidad, a las 27 semanas de gestación. Parecía imposible que pudiera sobrevivir, pero en aquel momento decisivo, su diminuto pulmón hizo acopio de vitalidad y respiró con decisión. La ciencia médica hizo el resto. Hace 10 años, Irene no habría sobrevivido más de unos minutos. Ni siquiera pesando el triple. Los avances científicos permiten hoy afrontar los nacimientos prematuros con mayores esperanzas de éxito. A pesar de ello, el de Irene sigue siendo un caso sumamente excepcional en el mundo.

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Han pasado dos meses y 10 días desde aquel 4 de agosto. Pero la vida de Irene sigue siendo hoy sumamente frágil. No es lo mismo crecer en una urna de cristal, aún con todos los cuidados del mundo, que en el vientre de la madre. Si no hubiera nacido prematuramente, Irene estaría ahora en la 37 semana de gestación y si naciera hoy, seguiría siendo prematura, pero y, a pesaría por lo menos dos kilos. 1-1.1 doble de lo que pesa ahora. El doctor Xavier Carbonell, jefe del Departamento de Neonatología de la Maternidad de Barcelona, reconoce que lo peor ya ha pasado, pero el peligro persiste: "En realidad no podremos decir que está fuera de peligro hasta que la demos de alta, pero ahora estamos más tranquilos porque tanto el peso como el grado de madurez de sus órganos entran ya en unos parámetros más conocidos". Irene continuará todavía un mes en la unidad de cuidados intensivos, en la incubadora en que ha vivido desde que nació. Luego deberá permanecer todavía otro mes más en la unidad de cuidados intermedios. "Hace 10 años, salvar a un niño prematuro que pesara un kilo y medio era sumamente comprometido. Hace cinco, seguía siendo muy problemático intentar salvar a una criatura que pesara 1.200 gramos y si sobrevivía, era un gran éxito. Hoy se puede salvar niños que al nacer pesan entre 900 gramos y un kilo, aunque el porcentaje de mortalidad sigue siendo muy alto", dice el doctor Carbonell.

El milagro de la ciencia

¿Cómo fue posible, pues, que Irene sobreviviera, con sus exiguos 465 gramos?. No se tienen noticias de que se hayan producido muchos casos parecidos en el mundo. Este mismo año, las revistas científicas se hacían eco de uno considerado sumamente excepcional: el de un niño que había nacido en los Estados Unidos con 450 gramos de peso y había sobrevivido. Aparte de la excepcional vitalidad que demostró desde el primer momento, el caso de Irene, como el del niño norteamericano, no podría explicarse si no fuera porque la neonatología es una de las disciplinas médicas que mayores avances. ha experimentado. Los conocimientos de fisiología y patología neonatal y los avances en el campo de las drogas y la tecnología permiten hoy, no sólo salvar más vidas, sino garantizarles una mayor calidad. El doctor Carbonell explica, por ejemplo, cómo ha evolucionado la técnica para suministrar oxígeno al niño, una operación sumamente peligrosa, pues un defecto o un exceso en la cantidad puede provocar males irreparables. Hace 15 años, el médico había de contentarse con controlar la cantidad de oxígeno que recibía la criatura, pero no tenía forma de saber cuánta necesitaba. Hoy, un monitor permite controlar a través de la piel, la cantidad de oxígeno y de anhídrido carbónico que hay en la sangre y el mismo monitor dispara una alarma cuando ésta no es la adecuada. Se evitan así accidentes por exceso o defecto de oxigenación.

Otro ejemplo. Muchos niños prematuros no son capaces de respirar por sí mismos durante los primeros días e incluso durante. las primeras semanas. Es preciso conectar al pulmón un sistema que le transmita impulsos desde el exterior. Hoy es posible controlar la intensidad de esos impulsos en función de las necesidades de oxigenación de la sangre. Se puede medir constantemente la presión arterial y descubrir inmediatamente sí el niño se encuentra en estado de shock. Y los aparatos de ultrasonidos permiten conocer el estado del cerebro en cualquier momento y de forma incruenta.

Se ha resuelto también el problema de la alimentación, muy importante en un ser que de no ha nacido, se nutriría todavía a través de la placenta de la madre. Hoy no existen preparados fácilmente absorbibles y con contenidos protéicos diferentas, de forma que el médico proporciona al prematuro por vía parenteral exactamente las substancias minerales que precisa en ese momento del desarrollo orgánico, "Estos avances son muy importantes, pero hay otro factor capital que a menudo pasa desapercibido: la posibilidad de trabajar en equipo y sumar los conocimientos de materias diversas", concluye el doctor Carbonell.

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