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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El prestigio de Italia

EL VOLCÁN puesto en erupción en el impenetrable mundo de la Mafia por Tonimasso Buscetta, uno de los líderes históricos de la Cosa Nostra, está resultando importante, más que por lo que ha revelado de nuevo, por lo que ha confirmado de las muchas hipótesis a las que había llegado ya un puñado de magistrados valientes y bien preparados. Si Buscetta no ha sido el primer chivato de la Mafia, sí ha sido, hasta ahora, el único verdaderamente calificado y creíble que ha vaciado el saco, ya que llevaba dentro nada menos que 40 años.Sus confesiones han obligado a los jueces que desde años indagaban sobre la Mafia a plantearse el espinoso problema del llamado tercer nivel, es decir, los verdaderos responsables de los mayores y más graves delitos de sangre de tipopolítico perpetrados en estos últimos años, que van desde el del presidente de la región siciliana, Piersanti Mattarella, y el de Michele Reina, secretario provincial de la Democracia Cristiana de Palermo, al del general Carlo Alberto dalla Chiesa, gobernador de Palermo, y al del diputado comunista Pio la Torre.

Buscetta ha destapado la olla en el momento justo, cuando la situación política de Sicilia se estaba haciendo insoportable; cuando la Iglesia se había movilizado en la isla contra el antiguo cáncer de la Mafia; cuando, por primera vez, se estaban celebrando en la isla manifestaciones contra la Mafia, con la participación de millares de jóvenes, y cuando todo el país, bajo la presión del anciano y popular presidente de la República, Sandro Pertini, cuajaba el deseo de deshacerse de una pesadílla que le estaba aplastando.

Las responsabilidades de cierta Democracia Cristiana en el caso van apareciendo estos días cada vez más claras, hasta el punto de que han sido algunos de los mismos democristianos -como dos ex alcaldes de Palermo, Insalaco y Pucci- quienes han acusado a su propio partido de haber gobernado la isla en connivencia con los grandes jefes maflosos y de haber impedido trabajar a quienes no lo aceptaban así. Muchos creen que un proceso serio contra la Mafia acabaría en un proceso contra el partido que desde hace 40 años tiene las riendas de todo el país.

El nuevo rostro de la Mafia -que, desde sus orígenes provinciales, de sus códigos de honor, de sus reglas inflexibles de fidelidad a la palabra dada, se ha convertido en una organización internacional del crimen- da hoy miedo a toda la clase política. Si se puede hacer algo de humor, bien podríamos decir que es esta de hoy una Mafia que ya no respeta sus mejores tradiciones, está enfangada con las operaciones más sucias, desde el tráfico de drogas y el reciclaje del dinero de secuestros y trata de blancas a la alianza con el terrorismo más despiadado. 0 sea, que no respeta ni el código de los bandoleros. Por lo demás, amenaza con poner en grave crisis las mismas instituciones democráticas italianas. Baste recordar su presencia en los asuntos más oscuros, desde el caso Sindona al del ex Banco Ambrosiano, a Propaganda 2 (P-2) y a tantas otras tentativas de desestabilización política.

Una victoria contra la Mafia y la Camorra, como la llevada a cabo contra el terrorismo, podría servir para reforzar y consolidar el prestigio que ha empezado a recuperar este país, frente a las continuas emergencias y los misterios nunca desvelados.

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