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El MEAC muestra la dilatada obra y biografía del arquitecto García Mercadal

Gabriela Cañas

A Fernando García Mercadal le gusta decir que hizo la carrera con compás, en clara referencia al primitivismo arquitectónico existente cuando él se licenció, allá por 1921. Tiene 88 años y medio y es muy bajo de estatura; arquitecto, premio nacional en los años 1931, 1932 y 192113, viajero impenitente y soltero de toda la vida, cuyo mayor mérito es para muchos, el hecho de que incorporara al panorama español las nuevas tendencias y conceptos arquitectónicos que circulaban por la Europa de los años veinte. A Mercadal, "la figura aún viva de la vanguardia Histórica", como lo define el arquitecto Antonio Fernández Alba, le dedica el Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC) una exposición homenaje, que ayer quedó inaugurada, y en la que colaboran la Comunidad Autónoma de Madrid y el Colegio de Arquitectos.

Son obras de Mercadal los jardines de Sabatini, las reformas de la plaza Mayor de Madrid, el edificio Lima, de la misma capital, y muchos de los edificios que en diversas ciudades españolas tiene el Instituto Nacional de Previsión. Es autor además de numerosos libros sobre arquitectura popular española y jardines y parques españoles. Esta faceta es la más destacada de la exposición del MEAC, que presenta una selección de dibujos de arquitectura mediterránea realizados durante su estancia en Italia y otra de arquitecturas regionales españolas. En este aspecto, Fernando García Mercadal fue un pionero, porque, como él mismo explica, "en aquellos tiempos nadie estudiaba la arquitectura popular", y cuenta cómo al cabo del tiempo ha visto en Suiza casas prácticamente iguales a los hórreos asturianos. Además de una muestra de sus obras, la exposición del MEAC es también un despliegue mural de una dilatada biografila. Dibujos, papeles, títulos académicos o fotografías incitan la curiosidad del visitante por un personaje que nació en Zaragoza en 1896, fue amigo de Le Corbusier, arquitecto-jefe de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Madrid hasta 1.940 y que antes vivió en Roma -pensíonado por la Academia Española de Bellas Artes de aquelh, capital-, París, Berlín y Viena, lugares de los que se trajo un concepto racionalista de la arquitectura del que los españoles de entonces receleban.

Dos grandes maquetas se han realizado especialmente para esta exposición. Dos obras proyectadas por Mercadal que no existen porque una no se llegó a realizar y la otra la destrozaron con diversas reformas posteriores. Se trata del Museo de Arte Moderno, cuyo proyecto, por concurso -«Me he presentado a más de 80 concursos de arquitectura"-, ganó Fernando García Mercadal en 1933. Un proyecto en el que, como él mismo comenta, "lo importante era la dis tribución interior". "Lo que más gustó", añade, mostrando los planos, "es que hubiera salas para el público y salas para investigadores donde estudiar detenidamente un cuadro". Museo inexistente al que Mercadal había aplicado ya entonces las ideas vanguardistas de la época.

El llamado Rincón de Goya, de Zaragoza, es la otra maqueta. "Los jardines que rodean al edificio", cuenta el arquitecto, "jamás se hicieron". Remodelaciones posteriores convirtieron aquel rincón en algo muy distinto a lo que Mercadal construyó en 1928.

El hecho de que este arquitecto firmara el manifiesto de los intelectuales en apoyo a la República Española y que durante aquella poseyera un cargo público dejó a Mercadal tras la guerra en una cierta marginación, que él ahora minimiza. "Nunca me ha faltado trabajo", asegura. "Cuando termi nó la guerra todo el mundo decía que me iban a fusilar. Nadie me fusiló y seguí trabajando igual o más que antes".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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