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El consumo de alcohol durante el embarazo causa más del 10% de los casos de retraso mental

Los niños afectados por el consumo de alcohol de sus madres durante el embarazo presentan una serie de características físicas y de retraso mental que permite hablar de un síndrome alcohólico fetal, señalaron ayer algunos de los 20 ponentes en unas jornadas internacionales sobre este tema que se celebran en Madrid, organizadas por la Fundación Valgrande. El síndrome fue descrito por primera vez hace sólo 10 años, y se cree que afecta de un 1 a un 2 por 1.000 de los recién nacidos vivos en los países occidentales. Los datos indican que es la causa del 10% al 20% de todos los casos de retraso mental.

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Aunque no se dispone todavía de datos completos sobre la incidencia del síndrome alcohólico fetal, los que se van obteniendo "son tan increíbles que asustan", en palabras de Stephen K. Clarren, uno de los principales especialistas norteamericanos en este campo. Clarren, que se inició en el tema en 1976 de la mano de los doctores Jones y Smith, los dos científicos que definieron en 1973 el síndrome alcohólico fetal en la era moderna, cree que se puede afirmar que la quinta parte de los casos de retraso mental, tanto ligero como severo, son consecuencia de la ingestión de alcohol por las madres durante el embarazo.

"Hay que mentalizar a la sociedad, porque no todos los niños que tienen este síndrome tienen el mismo aspecto físico, y la gente tiende a creer que no es la misma causa la que ha producido los problemas de estos niños", manifestó Clarren.

El síndrome de alcoholismo fetal tiene unas características bien definidas, pero se puede dar en diversos grados de afectación. Sufren retraso mental, disfunciones del sistema nervioso central, con problemas de comportamiento (hiperactividad), y tienen unos rasgos faciales característicos; son frecuentes malformaciones importantes de órganos tales como el corazón o los riñones.

Rasgos faciales

Entre los rasgos faciales más llamativos están los ojos, que son más cortos de lo normal, microcefalia (malformación craneofacial), fisuras palpebrales estrechas, y falta de relieve en la parte superior de la cara. Sin embargo, como resalta el director de las jornadas, el científico español Santiago Grisolía, los rasgos faciales son lo menos importante, e incluso no son llamativos cuando los niños crecen. "Lo más importante es que se producen muchos casos de retraso mental, ligero o severo, que serían perfectamente evitables si las madres supiesen a lo que se arriesgan", señaló Grisolía.

Clarren, por su parte, explica que muchos niños deben su retraso mental y malformaciones al alcohol, aunque no se den todas las características del síndrome. "Si, en vez de estudiar las madres de los niños con síndrome de alcoholismo fetal para ver si son alcohólicas, lo hacemos al revés, estudiando los hijos de las madres que beben, descubrimos una media de casos de subnormalidad muy por encima de la normal".

Aunque tanto Clarren como Grisolía coinciden en que no se debe alarmar a la población, ya que la mayor parte de los casos se dan en hijos de madres que son alcohólicas crónicas, ambos creen que es imprescindible informar a las madres del riesgo que corren. "Es preciso decirles que el riesgo es mayor si son grandes bebedoras habituales de alcohol, pero que éste no desaparece totalmente, aunque es mucho menor, si beben cantidades moderadas e incluso existe si se emborrachan una sola vez durante el embarazo".

"La mujer que quiere quedarse embarazada debe dejar de beber desde antes de conseguirlo, siempre que sea posible" afirma Grisola.

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