Primeras audiciones de Cage, Berio, Nunes y Guerrero

Los conciertos del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea, que dirige Luis de Pablo, han pasado de la excesiva sala del Real a la acogedora, demasiado reducida y acústicamente seca del palacio,de los Bauer, hoy Escuela Superior de Canto. El comienzo no ha podido ser más -interesante: la Orquesta Gulbenkian, con los directores. Luca Pfaff y Sandro Gorli, expusieron. páginas de Cage, Berio y Nunes, junto con el estreno total de Ariadna, del español Francisco Guerrero. El talento, la inventiva y el saber del músico andaluz (Linares, 1951) se evidenció una vez más en el nuevo, inquieto y fascinante trabajo, tan inclasificable como todos los de su autor. El tejido sonoro, de una atomizada polifonía y una vitalidad azogada, presenta ante nosotros_un hecho musical coherente y de gran belleza sobre el que parecen ejercer alguna influencia procedimientos de la nueva tecnología informática y electroacústica. Pero el pensamiento es, en definitiva, de orden musical, y Guerrero sabe comunicarse con el público sin renunciar ni un ápice a su invención estructural, expresiva y extraordinariamente tensa.

La versión fue excelente, como sucedió con Es webt, del portugués Emmanuel Nunes (1941). Se trata de una partitura nacida de la superposición de otras dos: Purlieu, para cuerdas y Dawn wo, para vientos, que se integran en un juego claro y heterorrítmico impulsado por una fuerza creativa de gran objetividad y belleza. Tan estructura¡ como expresivista, el pensamiento musical de Nunes muestra en la página interpretada (que precisa de dos directores, de donde la colaboración de Sandro Gorli) una de sus múltiples caras. Todas obedecen a una actitud histórica y cultura¡ sin fronteras geográficas o estéticas. "Del siglo XX as o y tengo en el cuerpo" dice Nunes, "a Mahier, toda la escuela de Viena, buena parte de Stravinski, Varése, todo Stockhausen y el pensamiento de Boulez".

De gran interés las otras dos obras escuchadas, de reciente creación: Requies, de Luciano Berio (un fragmento de un más amplio homenaje a Caty Berberián), y Ryoanji, para flauta (magnífico el solista Pierre Ives Vartaud), orquesta y cinta magnetofónica, de John Cage, auténtico y minucioso ejemplo de un minimalismo sin concesiones que busca en la repetitividad los efectos propios de una situación límite. El director suizo Luca Pfaff confirmó la positiva impresión que nos causara durante el festival Gulbenkian de Lisboa, así como la orquesta de la fundación, conocida y prestigiada.