El canciller austriaco, Alfred Sinowatz, inicia hoy su visita oficial a Madrid
El canciller austriaco, Alfredo Sinowatz, llega a Madrid esta tarde para realizar su primera visita oficial a España. El jefe del Gobierno de Austria mantendrá dos encuentros con su homólogo español, Felipe González, además de una cena oficial, esta noche, en la que ambos pronunciarán discursos. El jueves le invitará a abnorzar el Rey de España.
La agenda de la estancia de Sinowatz en Madrid incluye el estudio de proyectos de cooperacién en terceros países, especialmente en Ibéroamérica; las perspectivas sobre la nueva reunión de la Conferencia de Seguridad Europea, que se abrirá en Viena en 1986; la situación en Oriente Próximo, en la que España y Austria coinciden en subrayar el papel de los palestinos para un arreglo global; Centroamérica, sobre la que tarribién existen coincidencias respecto al apoyo al grupo de Contadora; las perspectivas del comercio hispano-austríaco una vez que se produzca el ingreso de España en la CEE, y las actividades del Conejo de Europa, en el que también Austria participa. Ocupado el país en marzo de 1938 por las tropas alemanas e ipcorporado al Reich alemán, Austria estuvo bajo control de las cuatro grandes potencias desde: que acabó la segunda guerra hasta 1955, en que quedó restablecídala plena soberanía austriaca. En octubre de 1955, quedaba sancionada la ley constitucional sobre la neutralidad perpetua de Austria, comprometiéndose sus dirigentes a renunciar "para siempre" a formar parte de alianzas militares.
Balance privilegiado
Austria es uno de los países europeos que mejor están superando la recesión económica de los últimos años, con un desempleo del 4,5%, una tasa de inflación del 5,5%, un crecimiento del 3% y una renta per cápita anual de 9.500 dólares -cerca de 161.000 pesetas- (el doble que España). El balance que ofrecen todos los indicadores de este pequeño país centroeuropeo de siete millones y medio de habitantes es ciertamente privilegiado. Y la receta en la que todos los observadores coinciden no es otra que la sozialpannerschaft, el pacto social suscrito por consenso entre todas las fuerzas políticas y sociales al término de la segunda guerra mundial, que vertebrá todo el proceso de reconstrucción nacional hasta situar a Austria, pocos años después, en los primeros lugares entre los países industrializados del mundo. La paz social que supuso ese acuerdo de colaboración entre todos los sectores económicos, sin dicales y políticos ha quedado institucionalizada como modelo único entre los países democráticos de Occidente, y ha sido el motor de la prosperidad económica y del envidiable nivel de vida austríaco. Austria es un país sin huelgas donde los conflictos laborales se solucionan en la mesa de debate y, en consecuencia, casi nunca tales conflictos acaban en paros.
Según estadísticas oficiales, en 1983 se registraron en Austria 4.115 horas de huelga por conflictos, que afectaron a 208 trabajadores.
Las claves que han hecho posible este milagro austriaco, se apoyan en un fuerte y arraigado movimiento sindical unitario y en unas organizaciones empresariales que coordinan sus intereses comunes y someten todas las cuestiones relativas a precios y salarios a una sistemática negociación.
La Confederación de Sindicatos Sociales, surgida en 1945, herencia de un movimiento sindical con más de 100 años de historia, cuenta con 1.660.000 afiliados (el 61% de la población asalariada), que pagan el 1% de sus salarios como cuota, y en cuyo seno la facción socialista, con un 70%, domina abrumadoramente frente a los sectores democristiano (un 15%) y cornunista (un 3%).
La comisión paritaria es el foro voluntario en el que los miembros del Gobierno -bajo la presidencia del canciller federal y los delegados de la Federación de Sindicatos del Consejo Austriaco de Cámaras Laborales, de la Cámara Federal de Economía Industrial y de la Conferencia de Presidentes de Cámaras Agrarias- se reúnen una vez al mes para discutir la evolución de los problemas económicos y sociales más importantes y buscar una solución común a dichos problemas. Se trata, funiamentalmente, de controlar y hacer un seguimiento de la evolución de precios.y salarios.
Las raíces del pacto
Las raíces del pacto social austriaco arrancan de 1945, cuando, terminada la segunda guerra mundial, el país se encuentra destrozado y con su propia integridad amenazada por la ocupación de las cuatro grandes potencias, que se prolongará hasta 1945. Los austriacos llegaron a la conclusión de que su futuro como nación descansaba en un urgente consenso nacional que les permitiera recobrar su independencia y asegurar su futuro. Dos guerras mundiales, dos guerras civiles y otros dos intentos dictatoriales en 50 años fueron ¡también la amarga experiencia que obligó a los austriacos a buscar las ventajas del consenso pplítico y social y de la moderación, que caracteriza el modo de ser y actuar de todos los sectores de la población. El espectro de la vida política austriaca está dominado por dos grandes partidos, el Partido Socialista Austriaco (PSO) y el democrisano Partido Popular Austriaco (OVP), con un tercer partido bisagra, el liberal (FPO). Desde 1959, en que el Partido Comunista de Austria (KPO) no logró ningún escaño, aquellos tres partidos son los únicos representados en el Parlamento. Entre 1945 y 1966, socialistas y democristianos protagonizaron Gobiernos de coalición y unidad nacional. Tras las elecciones de 1966, el democristiano Partido Popular gobernó en solitario. En 1970, los socialistas gobernaron con minoría relativa, con el apoyo de seis escaños de los liberales. Al año siguiente, 1971, los socialistas obtuvieron una mayo ría parlamentaria que se repitió en 1975 y 1979. Los 13 años de mayoría socialista en Austria, presididos por el carismático canciller Bruno Kreisky, se truncaron en las últimas elecciones de 1983, en las que se redujo la mayoría del partido (90 escaños frente a 81 de los democristianos y 12 para los liberales).
El partido socialista siguió en el poder en pequeña coalición con los liberales, que ostentan desde entonces 3 de los 15 ministerios del Gabinete. A Bruno Kreisky le sustituyó al frente del Partido Socialista Austriaco (720.000 afiliados) Alfred Sinowatz, ministro de Educación y Bellas Artes y vicecanciller federal.
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