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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una pausa en el África árabe

DESDE QUE el rey Hassan II y el coronel Muamar el Gadafi decidieron constituir la Unión Árabe Africana mediante un tratado plebiscitado en Libia y Marruecos el pasado 31 de agosto, el norte de África es escenario de grandes maniobras diplomáticas. La más espectacular de ellas, sin duda, es el acuerdo de retirada mutua y simultánea logrado entre Francia y Libia, que, sin resolver el problema de fondo del conflicto chadiano, da la impresión de que lo soluciona. Ésta parece ser, en lo que a los conflictos africanos concierne, la única alternativa ante la incapacidad de encontrarles una salida real.Los dos grandes conflictos entre árabes africanos que mantienen en vía muerta a la Organización para la Unidad Africana (OUA) desde hace dos años, el Sáhara occidental y Chad, ofrecen ahora esta que podríamos llamar apariencia suficiente de encontrarse en vías de solución o quizá, para decirlo con mayor exactitud, de estar a punto de eternizar la situación actual. Aunque sus orígenes y motivaciones son muy diferentes, la unión libio-marroquí parece haber asociado el destino de los dos. Las especiales responsabilidades de España en el Sáhara y el cambio de actitud del PSOE en esta materia, hacen incomprensibles las afirmaciones de que el pacto libio-marroquí "no nos afecta". La explicación, dada en voz baja por portavoces oficiales del palacio de Santa Cruz, en el sentido de que es preciso decirlo así para no alarmar a la opinión pública respecto a futuras amenazas sobre la situación de Ceuta y Melilla es todavía peor.

El rey de Marruecos da por concluido el conflicto del Sáhara por pretender que ha infligido una derrota militar irreversible al Frente Polisario. La retirada del apoyo militar y financiero de Gadafi a los independentistas saharauis ha sido tan importante para ello como lo será ahora el apoyo político de Gadafi a los intentos del rey Hassan II de lograr que el expediente del Sáhara sea trasladado de la OUA a la Liga Árabe, cuyas ideas unionistas favorecen las tesis marroquíes. Los anteriores cambios en la política argelina y el abandono del apoyo de los socialistas españoles dejan al Polisario prácticamente aislado.

En el caso de Chad es preciso tener en cuenta otros antecedentes: primero, la negativa de Hassan II a enviar allí tropas cuando Francia y Estados Unidos le urgían a ello, y luego, el velado apoyo político del monarca alauí a las reivindicaciones territoriales de Gadafi (las más importantes de las cuales conciernen a territorios incluidos dentro de las actuales fronteras de Argelia). Ahora, Libia y Francia, que pretenden las dos al mismo tiempo que sus tropas se encuentran en Chad a petición del legítimo Gobierno chadiano -el de Hissène Habré, para Francia; el GUNT de Ukuni Uedei, para Libia-, han decidido retirarse sin tomarse la molestia de consultar a quienes supuestamente les llamaron. Hissène Habré y las fracciones del GUNT no pueden hacer otra cosa que protestar y esperar, cada uno por su cuenta, que la retirada franco-libia les favorezca.

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Un nuevo dato es preciso tener en consideración para la, comprensión de la alianza libio-marroquí: la personalización del poder en ambos países, pese a algunos datos en contra, como son los intentos de democratización marroquíes. El rey Hassan II no consultó con nadie en su país su unión con Gadafi, como él mismo ha explicado. Sólo se ha recurrido al pueblo para que aplauda y apruebe por un 99,97% la unión con Libia. Gadafi no consultó para nada a los libios cuando decidió enviar tropas a Chad y tampoco ha solicitado su opinión a la hora de retirarlas. Él se encuentra ahora empeñado en una operación de imagen cara a Occidente. En su caso tiene la suerte de contar con un ministro de Asuntos Exteriores que le es fiel: Alí Triki, en quien recae la nada envidiable tarea de defender públicamente lo mismo y lo contrario de la noche a la mañana. "Nos retiramos de Chad, pero nuestra postura de apoyo al GUNT no ha variado", dijo Triki, a la par que confimaba que "la banda de Auzu (al norte de Chad) forma parte integrante de Libia". Un apoyo condenado por el momento a no ser más que moral, cuando era armado.

Mientras tanto, la situación interna de ambos países no es la mejor. Los marroquíes han demostrado, con revueltas sangrientamente reprimidas, que la realidad de su triste situación económica contradice esas prétendidas unanimidades al 99%, muy matizadas -pese a la manipulación oficial, denunciada por la oposición- en los recientes comicios legislativos. En Libia, el maná del petróleo se ha visto casi agotado por las propias guerras extranjeras de Gadafi, consumidoras de la mayor parte de las rentas. El pueblo murmura descontento y el ejército se agita.

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