¿Quién mató a Caín?

Nadie se alarme, pues no entraré aquí en disquisiciones sobre el bíblico fratricidio; la cosa es más actual.Hacía una docena de años que no visitaba Caín, ese prodigioso rincón leonés de los picos, de Europa enclavado en el parque nacional de los Montes de Covadonga. Tan gratísimo recuerdo dejó en mí que prometí volver en cuanto me fuera posible. Así lo he hecho, y en maldita la hora, ya que aquelbuen sabor se ha transformado en insana fetidez. El idílico lugar ha quedado convertido en un auténtico estercolero, pero seré un poco más preciso.

El pueblo de Caín, que apenas si tiene 20 vecinos, no hace mucho sólo disponía de un modestísimo bar, donde los decididos caminantes que cumplían el trayecto de la senda del Cares podían mitigar su hambre y su sed sin mayores agobios que el producido por la caminata. Hoy, aun con cuatro establecimientos, la cosa no es tan sencilla, pues para llegar a ellos se hace preciso escalar verdaderas montañas de basura que sin ningún recato la gente deja donde le place y que nadie se ocupa de recoger. Caín hoy está muerto de belleza, pero no sólo Caín, sino todo el tramo comprendido entre este pueblo y Cordiñanes. El mismo Chorco de los Lobos es un recipiente de basura. Digamos, en descargo de los turistas, numerosísimos, que acuden a este lugar, que no existe ni una sola papelera ni servicio de recogida, aun a pesar de tratarse de un parque nacional. Pero, en mi opinión, existe un motivo principal causante de tal desastre, y es la habilitación al tráfico rodado del camino rural que une Posadas con Caín; una senda que en ocasiones supera el 20% de desnivel y una estrechez que hace imposible el paso de dos vehículos no es cosa que arredre al turista, y así, día a día, es convertido en un peligroso garaje uno de los rinconesmás bellos de la Península Ibérica.-