Quedan pocas plazas
Si durante el franquismo apenas llegaban a 15 los entierros que se realizaban anualmente en el cementerio Civil de Madrid, la democracia ha disparado esa cifra hasta unos 20 al mes. Lo que fue durante cuatro décadas un rito semiclandestino se ha convertido en una práctica habitual en las familias de arraigada tradicíón de izquierda. Las sepulturas recientes del cementerio Civil lucen hoces y martillos y puños que enarbolan rosas, sin que falten cruces y citas evangélicas en las tumbas de los cada día más numerosos españoles que se adhieren a confesiones cristianas no católicas.Para llegar al cementerio Civil hay que tomar la avenida de Daroca en dirección a Vicálvaro. La necrópolis laica queda a ka izquierda, y a la derecha, la de Nuestra Señora de la, Almudena, inaugurada también en 1884. Cuenta con 1.621 sepulturas Perpetuas, 296 temporales y 116 columbarios o nichos -donde depositar los restos de los cadáveres exhuma-dos al término del alquiler por 10 años del enterramiento temporal. La capacidad media de cada uno de estos tipos de sepulturas es de cinco o seis cuerpos.
Desde finales de los años setenta los particulares no pueden adquirir sepulturas perpetuas en el cementerio Civil, pura y simplemente porque ya están todas ocupadas. En realidad, quedan unas cuantas libres, muy pocas, pero el ayuntamiento las reserva a los españoles ilustres que puedan fallecer en el futuro próximo y hayan manifestado con anterioridad el deseo de que sus restos reposen allí. Con toda probabilidad, algunos de los artífices de la transición a la democracia terminarán en ese lugar.
No obstante, todavía existe la posibilidad de ser enterrado temporalmente. Los trámites para ocupar una plaza temporal en el cementerio Civil son idénticos a los de los otros cementerios madrileños y se efectúan en la Empresa Municipal de Servicios Funerarios. Ahora bien, al término de una década, los restos del difúnto serán exhumados y trasladados alos mencionados columbarios. El coste de este tipo de sepultura es de 11.200 pesetas por el decenio, a las que hay que añadir los gastos del ataúd, ceremonias fúnebres, esquelas y todo lo demás.
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