La República Federal de Alemania y la URSS
Le Monde
Si era necesaria una prueba de la intervención de Moscú en la decisión del jefe del Estado y del partido germano oriental, Honecker, de aplazar su visita a Alemania Occidental, el aplazamiento del viaje de su colega búlgaro, Jivkov, acaba de aportarlo. No son saltos de humor pasajeros o dificultades bilaterales las que han impedido a los alemanes de los dos lados del muro llegar a,ciertos puntos de acuerdo en un diálogo cada vez más intenso desde el principio de este año. Pero hay que destacar la voluntad afirmada de los soviéticos de dar un ejemplo, poniendo a la República Occidental en el índice, acusada, contra toda evidencia, de nÚtrir designios revanchistas e imperialistas.Sin duda la era glaciar, anunciada por Honecker en el caso de despliegue de los euromisiles americanos, se extiende al conjunto de las relaciones Este-Oeste, pero contrariamente a las esperanzas demasiado abiertamente proclamadas por sus dirigentes, Alemania Occidental corre el peligro de pagar más caro que los otros países de Europa occidental.
Y esto por varias razones: el antigermanismo es muy popular en Europa central y el Kremlin espera que pueda contagiar a algunos países occidentales. ( ... ) Los dirigentes de Bonn habían decidido mantener el diálogo, si no con Moscú, al menos con sus aliados, pese a la incontestable degradación de las relaciones entre Estados Unidos y la URSS. Su análisis no estaba completamente desprovisto de fundamento. Es verdad que los países socialistas de Europa central están descontentos con la agravación de la situación internacional y que lo manifiestan discretamente; es verdad que han acogido sin entusiasmolas medidas de retorsión decididas por la URSS, después del despliegue de los misiles americanos; es también exacto que tienen una necesidad vital de comerciar con Occidente y, sobre todo, con la República Federal. Pero todas estas razones que invitan al diálogo explican también las advertencias dadas por los soviéticos.
11 de septiembre
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