Las razones del fulminante cese del jefe del Estado Mayor soviético siguen siendo un misterio
Un verdadero muro de misterios sigue rodeando el fulminante e inesperado relevo del mariscal soviético Nikolai Ogarkov como jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas y viceministro de Defensa de la URSS. Circulan entre los osbservadores políticos de Moscú todo tipo de hipótesis y de rumores que, simplemente por matices de forma, parecen inclinarse hacia un relevo con matices degradatorios y no de promoción, como se pensó en principio.
La disposición del Gobierno, difundida por la agencia Tass el pasado jueves, decía escuetamente que el relevo del alto mando militar estaba en función de su nuevo destino. En ella se nombraba para los cargos de Ogarkov a quien ha,bía sido su colaborador durante años, el mariscal Serguei Ajromeyev.En principio, resultaba lógico pensar en una promoción de Ogarkov, un militar de mucho prestigio, representante de la línea dura del Ejército, experto en misiles y, según se dice en los mentideros moscovitas, "con muy buenos amigos entre los inquilinos del Kremlin". Se le consideraba como el sucesor natural de Dimitri Ustinov al frente del Ministerio de Defensa.
Sin embargo, un análisis más detallado de la forma en que se produjo este relevo hace pensar de distinto modo. Porque si se le hubiera querido promocionar, el anuncio se habría hecho de forma menos escueta y más brillante. Posteriormente, ayer por la mañana, el diario de las fuerzas armadas soviéticas, Estrella Roja, publicó en portada una foto del sucesor Ajromeyev, y al final de la información del nombramiento se indicaba el cese de Ogarkov. No parecen ésas las formas tradicionales soviéticas de tratar públicamente a una persona en alza.
¿Cuáles podrían ser las razones de esta inesperada caída en desgracia del militar, en caso de que esta hipótesis fuera buena? La más rumoreada de todas ellas es que pueden existir diferencias entre políticos y militares soviéticos sobre cómo llevar la política de defensa del país. Otras consideran a Ogarkov responsable directo del derribo del jumbo coreano (1 de septiembrede 1983), incidente que destruyó en pocos días la imagen de pacifista y de disposición al diálogo sobre desarme que durante años había perseguido la URSS.
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