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Argelia exige a España ante la Cámara de Ginebra más de 1.000 millones de dólares por el incumplimiento del contrato del gas

El Gobierno argelino, a través de la empresa estatal del gas Sonatrach, ha exigido a España, ante la Cámara Internacional de Comercio de Ginebra, una compensación económica superior a los 1.000 millones de dólares (más de 165.000 millones de pesetas) en compensación por lo que cree es un supuesto incumplimiento del contrato de suministro de gas natural que ambos países firmaron en 1974. Por su lado, la empresa nacional española reclamada, Enagas, del grupo INH, ha obtenido un aplazamiento hasta el último día de septiembre de los procedimientos legales iniciados en la oficina ginebrina de la Cámara, a fin de ultimar, con asistencia de dos despachos de abogados internacionales, la defensa de su caso.Mientras, en algunos medios oficiosos se habla insistentemente de que Madrid y Argel han abierto un diálogo al más alto nivel sobre este asunto, al margen del proceso habitual negociador, protagonizado en el último año por el Ministerio de Industria y Energía español y el Ministerio argelino de Energía e Industrias Químicas.

La demanda argelina contra Enagas ante la Cámara Internacional de Comercio de Ginebra -la sede central de este tribunal económico es París, pero los argelinos prefirieron la oficina de la ciudad suiza para obviar susceptibilidades coloniales- ha llegado ya a poder de las autoridades españolas, una vez que fuera presentada formalmente ante el tribunal. Aunque medios oficiales españoles mantienen el más absoluto silencio, por entender que el tema está pendiente de resolución, se ha filtrado que las exigencias económicas argelinas se elevan a unos 1.200 millones de dólares, englobadas en dos capítulos: compensación por las cantidades de gas natural no retiradas (unos 800 millones) y la aplicación del nuevo precio del gas que Argel considera como tarifa europea, es decir, el que pagan otros clientes.

El elevado importe de las reclamaciones argelinas ha sorprendido en medios oficiales y energéticos españoles, sobre todo cuando en el año de negociaciones libradas infructuosamente entre los dos Gobiernos, España tan sólo estaba dispuesta a compensar por un cantidad que no llegaba a los 150 millones de dólares. Ahora los argelinos han vuelto a las cantidades iniciales y consideran que España debe el gas que no ha retirado ni pagado desde que en 1981 se vio obligada contractualmente a adquirir 4.500 millones de metros cúbicos anuales. Desde entonces España apenas ha adquirido y pagado un tercio de esta cantidad al año.

La parte española está preparando estos días, con asistencia de dos firmas de abogados internacionales -una nacional y otra extranjera- la respuesta a la demanda argelina. La primera medida, decidida el pasado 17 de agosto, fue solicitar una prórroga del plazo de presentación de su caso ante la cámara, tal como está previsto en la propia normativa del tribunal. Simúltáneamente, Enagas ha presentado ya el nombre del juez -de los tres, uno es seleccionado por la cámara, y los otros dos, por las partes-, responsabilidad que ha recaído en el abogado madrileño Bernardo Cremades, a su vez miembro de la Cámara de París.

El conflicto con Argelia está provocando, por otro lado, serias discusiones ministeriales, precisamente por el efecto que el mismo está causando a las relaciones políticas y al comercio bilateral entre los dos países. Mientras que desde los ministerios de Exteriores y Coniercio se reprocha soto voce a Industria la sitiuación extrema a la que se ha llegado en un litigio que es exclusivarnente técnico, en este departamento no se oculta la sorpresa que ha producido la decisión argelina de dirimir las diferencias mediante un arbitraje internacional, prácticamente la primera vez que esto sucede en anteriores conflictos gasísticos de este país con sus clientes.

Lo cierto es que el conflicto del gas con Argelia ha hundido el comercio bilateiral y los intercambios económicos entre los dos países. Argelia, primer cliente africano de España, ha, adoptado medidas de presión en el terreno comercial contra los exportadores y empresas españolas que actúan en aquel país, lo que ha provocado que el volumen de intercambios se haya hundido en casi un 40% en los primeros seis meses de este año. Esta situación está causando seria preocupación a los responsables comerciales españoles que, en algunos momentos, junto a los de Exteriores, abogaron por una globalización del contencioso con Argelia y por la adopción de una estrategia de negociación más política que rigurosamente energética.

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