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El Vaticano condena la 'teIogía de la liberación' como doctrina que pretende una interpretación marxista del cristianismo

Juan Arias

El Vaticano condena la teología de la liberación no tanto por lo que se refiere a la lucha contra las injusticias sociales y a favor de los pobres por parte de los cristianos, sino en cuanto que se presenta como una nueva interpretación global del cristianismo hecha con el instrumento del análisis marxista, según se desprende de las declaraciones realizadas por el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el acto de presentación oficial, ayer en Roma, del documento Algunos aspectos de la teología de la liberación.

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Previamente el arzobispo de Avellaneda (Argentina), Antonio Quirracino, actual presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam) negó que dicho documento fuera el fruto "de quién sabe qué acuerdos imaginarios sociopolíticos como resulta evidente", dijo, "para quien sepa leerlo sin prejuicios". El presidente de la Celam quería evitar con estas palabras que el documento apareciera como una operación política a favor de las fuerzas conservadoras del Tercer Mundo. Esto pareció representar ayer la mayor preocupación del Vaticano.La presentación de esta instrucción emanada de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio, y aprobada personalmente por el papa Juan Pablo II, se hizo con la máxima solemnidad. El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal y teólogo alemán Joseph Ratzinger, considerado como el autor del documento, respondió personalmente a muchas de las preguntas de los periodistas. Asistieron también el presidente de la Celam, monseñor Quarracino, el presidente del Secretariado para los No Cristianos, el arzobispo africano Francis Arinze y el teólogo Jorge Mejía, experto del Secretariado para la Unión de los Cristianos.

Los presentadores oficiales del documento empezaron insistiendo en que no se ha querido citar en dicha declaración a ningún teólogo concreto para evitar que algunos de ellos puedan decir que "a ellos no les afecta". "Se trata", dijeron, "de un documento muy crítico, pero no radicalmente negativo". Insistieron en que la Congregación para la Doctrina de la Fe ha preferido tratar el tema en clave positiva. El cardenal Ratzinger añadió que el deseo de la Iglesia es "que se abra un debate sobre el tema".

Desviaciones doctrinales

Los introductores del documento insistieron en que no se trata de condenar lo que de bueno existe en la llamada teología de la liberación, sino más bien de purificarla de las desviaciones doctrinales. De hecho, el documento acepta como ortodoxo el nombre mismo de teología de la liberación. Sin embargo la impresión que dieron ayer las autoridades vaticanas es que existe una gran preocupación en las altas esferas eclesiásticas de un contagio en el ámbito mundial de esa teología de la liberación, nacida en Latinoamérica y ya muy difundida, por ejemplo, en muchos países africanos y asiáticos.Tanto el cardenal Ratzinger como los otros presentes en la conferencia de prensa insistieron sobre el hecho de que la condena, que el documento hace de "algunos aspectos de la teología de la liberación" no tendrá que ser una excusa para que la Iglesia abandone su doctrina tradicional y evangélica de "entrega a los más pobres" y para vivir la "exigencia de la pobreza evangélica". Al mismo tiempo se dolieron de que algunos de los llamados teólogos de la liberación "desprecian la doctrina social de la Iglesia".

Mientras en el Vaticano se presentaba el documento, un grupo de teólogos brasileños hacía pública una nota en la que afirmaban que la imagen de teología de la liberación presentada por el documento "no corresponde a la elaboración teológica que ellos han llevado a cabo en estos últimos 12 años", y que, por tanto, no se sienten afectados. Es algo parecido a lo que ocurrió en tiempos de Pío X. Cuando este Papa condenó el modernismo, los modernistas se limitaron a decir que "aquello no era el verdadero modernismo".

En el debate no se admitieron preguntas sobre el caso del teólogo brasileño Leonardo Boff, que acaba de llegar a Roma, donde se someterá el 9 de este mes a un interrogatorio por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El teólogo franciscano, que goza del apoyo de la parte más importante de la jerarquía brasileña y a quien acompaña el mismo cardenal Lorscheider como una especie de abogado defensor, ha declarado que ha pedido él este encuentro personal con el prefecto del ex Santo Oficio, el cardenal Ratzinger.

La Congregación para la Doctrina de la Fe le había enviado, no obstante, un cuestionario de seis folios de preguntas a Boff para que respondiera sobre determinados temas en tomo a la teología de la liberación. Se trata de un verdadero interrogatorio sobre tres temas concretos: la ideología, la revelación y la autoridad en la Iglesia. Boff ha preparado una respuesta escrita de 50 páginas, pero ha preferido un tú a tú con el mismo prefecto, el cardenal Ratzinger, quien dijo ayer a EL PAIS, quitando importancia al asunto, que el coloquio podría concluirse el mismo día 9 "en el espacio de un par de horas".

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