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El presidente Mitterrand decidirá si los 'etarras' detenidos serán enviados a España

El presidente de la República Francesa, François Mitterrand, será quien en última instancia decidirá si los etarras detenidos en cárceles francesas en las últimas semanas serán o no extraditados llegado el momento. Actualmente, en la enfermería de la cárcel parisiense de Fresnes, los siete etarras, pendientes de extradición, son vigilados médicamente con vistas a evitar un drama. Por ahora, el Gobierno de París -o Mitterrand, más concretamente- aún no ha tomado ninguna determinación sobre las extradiciones, que le crean un problema político al Ejecutivo francés.

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Cuando se habla últimamente con algún miembro de la Administración francesa, y mas precisamente con los que se interesan directamente por las cuestiones dependientes del Ministerio del Interior o del de Justicia, más que explicar o informar, son ellos quienes interrogan; y lo hacen hasta con pasión si se aborda el tema vasco, las extradiciones posibles y la realidad profunda del desgarro humano y democrático que supone en España esta cuestión.Una de esas preguntas preferidas por los medios gubernamentales franceses se expresa así: ¿En qué medida una extradición concedida por el Gobierno francés puede entorpecer el posible diálogo que recientemente le ha ofrecido el Gobierno de Madrid a ETA Militar? La Administración francesa estima que colabora estrechamente con Madrid -y afirma que continuará haciéndolo- contra los presuntos terroristas refugiados en Francia; pero desearía liberarse lo antes posible de esta carga, porque para el presidente de la República, como para sus ministros más importantes e implicados en la represión contra los etarras, su protagonismo actual en esta guerra constituye "un problema político que nos contradice y que contradice las tradiciones más profundas de Francia, y que no puede prolongarse indefinidamente", declaró una fuente del Ministerio del Interior.

La misma fuente no responde directamente cuando se la interroga sobre la negociación -que también cabe imaginar- entre Madrid y París cuando el Gobierno español, como ocurrió el otro día, lanza una oferta de diálogo público a ETA Militar: "Lo que es posible señalar sobre dicha cuestión, y esto con toda rotundidad, es que si Mitterrand personalmente se comprometió con Felipe González para combatir el terrorismo, esto no lo hizo pensando que con la represión se solucionaría el problema vasco. Todas las garantías que Mitterrand le haya podido ofrecer a González en el terreno de la lucha antiterrorista no son un fin en sí, sino un instrumento transitorio para llegar lo más pronto posible a abordar el problema vasco políticamente, por que Mitterrand entiende que se trata, sobre todo, de una cuestión política. No hay más que ver cómo encaró el problema corso desde que llegó al poder, y no puede decirse que sea comparable la gravedad de esos dos temas".

El carácter de los delitos

La normativa vigente hoy en Francia destinada a resolver los casos de demanda de extradición se presta, en definitiva, a una interpretación muy prolija. Antes lo era más aún; pero en noviembre de 1982, el que aún hoy es ministro de Justicia, Robert Badinter, la modificó en el sentido de facilitar la extradición; pero de todas maneras, si se contempla atentamente esa normativa, el Ejecutivo francés podrá siempre encontrar refugio si desea dar largas a la decisión definitiva que le compete. En el caso de los siete etarras pendientes actualmente de la sentencia del Gobierno francés hay que resaltar algo que generalmente se oculta o se olvida: la nueva doctrina sobre extradiciones, elaborada en 1982, estipula claramente que no tiene carácter retroactivo; esto es, que los hechos en los que se apoya la demanda de extradición deben ser posteriores a esa fecha. Por lo expuesto, a la postre se ve que la decisión será más el resultado de una voluntad política, y no del Gobierno, sino del presidente de la República. Cabe recordar también, en este terreno, que, sobre todo con Italia, los socialistas franceses mantienen un pulso duro, y por ahora Mitterrand no ha cedido nunca, precisamente porque esa repugnancia de orden político que le produce una extradición no es falsa, y es compartida en el seno de su Gabinete, sobre todo por el ya citado Badinter y por el actual ministro del Plan y que lo fue del Interior, Gaston Defferre, así como por el sucesor de este último, Pierre Joxe. El caso italiano del intelectual Toni Negri, acusado en su país de ser el ideólogo de las autonomías obreras, ilustra los sesgos múltiples y las fintas con los que opera el Ejecutivo de este país cuando le solicitan una demanda de extradición que, con o sin razón, le crea problemas de conciencia.De todas maneras, el problema no se le planteará al Gobierno de París de inmediato, ya que deben pronunciarse antes los tribunales ante los que han recurrido los abogados de los vascos.

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