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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Algunos puntos necesarios de la concertación de septiembre

La negociación de un acuerdo económico y social las una oportunidad -según el autor de este artículo- para dotar al país de las necesarias reformas pendientes y acometer proyectos de inversión generadores de empleo. La política monetaria del Gobierno debe ser punto central de las discusiones, pues, en su opinión, lograr reducir la inflación al 6% no compensa la pesada herencia de tres millones de parados y un endeudamiento del sector público que puede alcanzar los 10 billones de pesetas.

Los días 15 y 16 de agosto escribí en EL PAIS un artículo sobre las Cuestiones previas a la concertación de septiembre. Ahora, cuando ya se han reanudado las conversaciones para el pretendido pacto social, no será inútil concretar algunos puntos que podrían ser de interés para que la concertación resultará duradera y fructífera, yendo más allá de los planteamientos preelectorales de algunas de las fuerzas en presencia.1. Ante todo, me parece que la reanudación de las negociaciones debería considerarse como el comienzo de un proceso que no puede agotarse con la firma de un acuerdo de moderación salarial y poco más. El proceso debe ser abierto, y para garantizar su eficacia podría crearse un grupo de trabajo triangular (Gobierno-sindicatos-patronal) de carácter permanente.

2. Para dar una salida institucional a largo plazo a la idea de concertación debería acordarse la preparación negociada de un proyecto de ley de creación del consejo económico y social, previsto en el artículo 131 de la Constitución, con participación de las comunidades autónomas, sindicatos, patronal, etcétera. El consejo sería el órgano que en el futuro permitiese una combinación flexible de mercado y planificación, contribuyéndose así al diseño de un efectivo horizonte de inversiones con el indispensable repertorio de proyectos.

3. La negociación reemprendida también parece un buen momento para decidir que no debe haber más aplazamientos de las elecciones sindicales. La fijación de un adecuado calendario, para los próximos seis meses, sería una medida de clarificación del panorama sindical que el Gobierno no debe interferir.

4. Los problemas asistenciales del paro deberían abordarse con un criterio altamente selectivo, empezando con un programa de cobertura progresiva de los parados cabezas de familia, que son víctimas de la destrucción de empleo y que efectivamente no tienen ningún ingreso de la economía sumergida. Este programa habría de engarzarse progresivamente con proyectos concretos, como los que se reseñan en el siguiente apartado, para así ir transformando el seguro de paro en un seguro de empleo.

Crear empleo

5. La experiencia de los últimos años ha demostrado que ni siquiera con dinero barato (que lo ha habido en algunos casos subvencionado por las comunidades autónomas) ni con la efectiva flexibilidad de empleo (¿o es que ésta no existe con 2,7 millones de parados?) hay nuevas inversiones creadoras de puestos de trabajo. Realmente, lo que sucede es que no se sabe en qué invertir, porque el mercado interno está deprimido. No hay proyectos de verdadero desarrollo, y cuando se invierte es para aumentar la productividad, destruyendo empleo. Por ello, si realmente se quiere crear ocupación, habremos de disponer de proyectos concretos de inversión para llevarlos a cabo con un marco público favorable. Hay que contar, pues, con un programa de creación de empleo, del que me atrevo a proponer algunas áreas de acción:

- Obras públicas que podrían adelantarse sobre lo previsto (Plan Nacional de Autovías, obras hidráulicas, mejoras en Renfe, etcétera). Para financiarlas podría recurrirse incluso al endeudamiento externo, ahora que la balanza de pagos lo permite.

Actuaciones en el campo (pequeños regadíos, plantaciones de ribera, hábitat rural, ayudas a la ganadería, actuaciones de reforma y desarrollo agrarios en Andalucía y Extremadura, etcétera). No se trata tanto de obras faraónicas como de actuaciones concretas que pueden resolver problemas urgentes de muchos de nuestros pueblos, donde hay iniciativas modestas, pero en su conjunto valiosísimas, y que no son atendidas por pruritos burocratizantes y colosalistas.

- Actuaciones de conservación de la naturaleza y del medio ambiente: lucha contra los incendios forestales, vigilancia de caza y pesca, forestaciones y repoblaciones racionales, cuidados culturales en los bosques, prevención de la contaminación fluvial, embellecimiento del entorno de las ciudades, zonas verdes en los intersticios urbanos, etcétera. Acciones así requieren poco capital y permiten crear bastante empleo. Y además de cambiar el medio y el paisaje a mejor, pueden contribuir a hábitos más civilizados de la relación de nuestra población con su entorno.

- Programas municipales de ocupación de media jornada de jóvenes parados. La experiencia sueca es interesante a este respecto; a cambio de una retribución compensadora, se tendría ocupados en programas comunitarios a efectivos juveniles muy considerables, en vez de relegarlos a merodear para buscarse la vida y gastar su ocio en las formas menos convenientes.

Formación profesional

-Programas de formación profesional a corto plazo en los oficios de mayor demanda (secretaría, auxiliares sanitarios, reparaciones, etcétera). Todo lo que se diga, sobre empleo juvenil sin o con poca Seguridad Social va a resultar difícil si los candidatos casi no saben hacer nada. Una mínima preparación elevaría sus oportunidades de forma considerable.

- Programas de rehabilitación de viviendas en grandes ciudades, donde las facilidades crediticias y fiscales ya establecidas pueden quedar insuficientemente utilizadas por falta de programas instrumentadores.

- Servicios de fomento de la exportación para pymes. Es cierto que las exportaciones aumentan porque el mercado interno está deprimido, por la desgravación fiscal, y por el tipo de cambio. Pero también por un mejor conocimiento de los mercados exteriores. España necesita mucha más expansión comercial -más viajantes de comercio internacionales si se quiere ser gráficos- para la exportación consorciada de muchas pymes que no pueden hacer el esfuerzo individualizadamente.

- Programas (municipales y de mancomunidades de municipios) para el saneamiento integral y el reciclado de residuos sólidos, para así ir acabando con la gran vergüenza de nuestros ríos contaminados y con la no menor de los vertederos más o menos incontrolados.

Pacto financiero

6. La CEOE ha pedido un pacto financiero, y me parece que es una razonable propuesta. Sin entrar ahora en más detalles, por razones de espacio, creo que un acuerdo de ese tipo (entre el Gobierno globalmente, el Banco de España, las entidades oficiales de crédito, el Banco Exterior, la banca privada y las cajas de ahorro) podría ajustarse a unas pocas líneas básicas del tipo de las que muy preliminarmente me atrevo a sugerir:

- Baja de los tipos de interés de las emisiones públicas (pagarés, bonos, deuda y obligaciones) a un tipo no mayor de dos puntos del de la inflación esperada.

- Idem para las emisiones privadas de renta fija.

- Pacto bancario y de cajas de ahorro para operaciones de pasivo, con un máximo equivalente a la tasa de inflación.

- Diferencial bancario máximo para las operaciones de activo de cuatro puntos sobre las de pasivo.

- Un control adecuado sobre los flujos de salidas de capital y de dinero a corto plazo.

7. Estatuto de la empresa pública. Podría elaborarse en línea con lo previsto en, 1977 en los Pactos de la Moncloa. Lógicamente, con las debidas actualizaciones. El PSOE fue favorable a aquella idea que UCI) fue posponiendo. Y ahora, más aún que en 1977, no cabe pensar que vaya a haber un saneamiento real de las empresas públicas si verdaderamente no se atienen a unas reglas de juego claramente especificadas.

8. Ley de representación de los trabajadores en los consejos de administración y en los órganos ejecutivos y de planificación de las empresas. Algo así, inicialmente, no le va a gustar mucho a la CEOE. Pero todos sabemos que la corresponsabilización es la única fórmula para la verdadera cooperación dialéctica de quienes integran, la empresa.

9. Reforma de la Seguridad Social, con descentralización del Insalud, para su mayor eficacia; y con un programa de mayor equidad en las pensiones. Temas en los que hay ya muchos estudios pero pocas realizaciones.

10. Análisis conjunto en profundidad de los Presupuestos del Estado, con la consideración especial del déficit público, y de un programa de ajuste del mismo a largo plazo, pues con casi 800.000 millones de pesetas de gastos financieros en el próximo ejercicio, y nuevamente con una reducción de las inversiones públicas reales, el presupuesto lleva camino de no contribuir para nada a la creación de empleo. La apreciación del endeudamiento del Estado y discusión de la política monetarista son otras dos cuestiones fundamentales. De seguir así las cosas, al final de la legislatura podríamos estar, sí, con el 6% de tasa de inflación. Pero con más de tres millones de parados y más de 10 billones de pesetas de deudas del sector público. Y eso sí quesería una pesada herencia.

Diez puntos, por tanto, para reflexionar en estos días.

es catedrático de Estructura Económica de la Universidad Autónoma de Madrid.

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