Ferraro logra limitar el daño sufrido por su error en la declaración de la renta
La candidata demócrata a la vicepresidencia de los EE UU, Geraldine Ferraro, ha pasado con buena nota su prueba del fuego ante la Prensa, que la sometió el martes a un bombardeo de preguntas sobre los problemas originados por su defectuosa declaración de renta correspondiente a 1978. La congresista demócrata por Nueva York había anunciado con anterioridad que ella y su marido, el promotor inmobiliario John A. Zaccaro, habían remitido un cheque por valorde 53.490 dólares a Hacienda, con lo que devolvían los impuestos, más intereses, impagados en su día.La impresión en medios políticos norteamericanos es la de que Ferraro aguantó el fuego graneado de los informadores sin descomponerse, incluso ante interrogadores hostiles que pedían que contestara a las preguntas sin subterfugios. Sin embargo, ello no significa que el tema esté zanjado, sino que el perjuicio que ha causado a los demócratas en la campaña de las presidenciales de noviembre no va a obligar a la candidata a retirarse de la carrera electoral, En 1972, el candidato demócrata George McGovern forzó a su compañero de candidatura, Thomas Eagleton, a retirarse de la carrera electoral por ocultar una historia de tratamiento psiquiátrico que había sufrido años atrás.
Los observadores señalan que para que el tema no acabe por desinflarse será preciso que aparezcan nuevos datos inculpatorios en el comportarniento financiero de Geraldine Ferraro. En ese sentido, Jeff Gerth, en The New York Times, señalaba ayer que sigue habiendo numerosas incongruencias en las declaraciones de Ferraro sobre su declaración de renta y la de su marido. Entre ellas señala que, pese a haber afirmado que posee una participación del 50% en el negocio inmobiliario de Zaccaro, la documentación hace constar que sólo tiene un tercio del mismo; a ello hay que añadir que la extensión real de las propiedades del marido de Ferraro es de difícil precisión, puesto que una parte de sus intereses financieros no aparece en documentos públicos de ninguna clase, sino que depende de acuerdos informales con íntimos colaboradores o asociados, lo que hace imposible establecer en qué medida ha apoyado económicamente la carrera de la congresista, infringiendo eventualmente las reglas de ética electoral del Estado de Nueva York.
Paralelamente, el candidato demócrata a la presidencia, Walter Mondale, quiso cerrar ayer la controversia afirmando que la defensa que hizo Ferraro de su conducta "había reforzado al ticket electoral", añadiendo que estas dos últimas semanas habían sido muy duras para su compañera de equipo, pero que a lo largo de ellas "había demostrado sus cualidades de liderazgo".
La jefa de Prensa de la candidata demócrata, Pat Bario, anunció ayer, por su parte, su dimisión porque se consideraba arrinconada por los hombres de Mondale, quienes, al parecer, habían querido controlar directamente el mea culpa de la candidata. Pat Bario hacía 13 días que había entrado a trabajar para Geraldine Ferraro.
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