El presidente brasileño presiona al aparato del Estado para que apoye a Maluf
El presidente brasileño, general João Figueiredo, empezó a dar muestras bastante concretas -y contundentes- de cuál será la línea de su Gobierno, de aquí a enero, en defensa del candidato oficialista a la jefatura del Estado, Paulo Salim Maluf. El martes fue destituido el ministro de Industria y Comercio, Camilo Penna. En su lugar fue nombrado el senador Murilo Badaro, un fiel adepto de la candidatura de Maluf. El motivo de la destitución de Penna fue su negativa a colocar su ministerio al servicio de la candidatura de Maluf.
El incidente ilustra el endurecimiento de las divergencias dentro del sistema surgidas a raíz de la designación de Maluf para ser el candidato oficialista a la sucesión presidencial. "Jamás aceptaría colocar el ministerio, que es vulnerable a manipulaciones, trabajando para una candidatura política", afirmó Camilo Penna tras ser destituido del cargo. "El ministerio no puede ser accionado, fuera de los principios éticos, para favorecer a un candidato político", continuó.
La reacción en medios empresariales y políticos fue de preocupación por el rumbo seguido por la disputa entre el candidato del Gobierno y la oposición. El matutino O Globo afirmaba ayer textualmente: "En los términos en que fue definido el apoyo (del presidente Figueiredo) al candidato del PDS resulta evidente que la ayuda sobrepasa los límites de la ética".
El presidente Figueiredo exigió de todo su Gabinete un apoyo incondicional al candidato oficialista, y exigió también que todo el aparato del Estado fuese movilizado en favor de Maluf. Los ministros y altos funcionarios que no acepten esa determinación serán alejados de sus cargos, según afirmó el presidente del partido oficialista. Es la primera vez en la historia del país que, oficialmente, la máquina del Estado es públicamente puesta al servicio de una candidatura política.
Apoyos a la oposición
Para la oposición, el endurecimiento entre el Gabinete presidencial y los ministros y funcionarios que se resisten a respaldar de manera total al candidato oficialista se agravará en los próximos días. Con eso, calculan los estrategas de la oposición, aumenta la posibilidad de nuevas adhesiones a la alianza entre los partidos de oposición y disidentes del partido oficialista.Ayer, el gobernador de Ceara, Gonzaga Motta, denunció públicamente que, cuando todavía disputaba la candidatura del PDS, Maluf le ofreció un ministerio en el futuro Gobierno a cambio del respaldo de la provincia en la convención del PDS. Designado candidato, Maluf pidió al presidente Figueiredo el respaldo de los 12 gobernadores provinciales elegidos por el partido. Gonzaga Motta fue llamado a una reunión con el presidente y comunicó formalmente que su Gobierno respaldaría al candidato de la oposición. Otros cuatro gobernadores adoptaron idéntica posición. Eso motivó una dura advertencia del Gobierno: el presidente Figueiredo podrá suspender toda la ayuda federal a las provincias que no respalden al candidato del PDS en el colegio electoral que en enero designará al futuro presidente brasileño.
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